Miradas de reportero
Por Rogelio Hernández López
Fueron cinco horas en las que un centenar de personas se azoraron, maldijeron, muchas no pudieron contener los sollozos al saber de Luis, Verónica, Julio Omar, Badillo y Ana Katiria a quienes han querido asesinar por ser periodistas y les quitaron mucho o todo del control de sus vidas.
Allí en el Museo de la Memoria y Tolerancia quedó claro que ellos y otros muchos no solo exigen justicia, quieren apoyo para disminuir daños y encontrar condiciones para reinsertarse, pero confirmaron que para ellas y ellos tampoco existen políticas públicas efectivas, porque interesan a muy pocos, incluso a sus colegas editores de noticias.
“¿Foro Periodismo y Retos 27 de junio?” se le pregunta a Google al día siguiente y arroja 6,180,000 resultados, pero ninguna noticia directa de lo que allí ocurrió, ni en impresos, ni de radio ni en los cientos de portales informativos. Silencio.
El tema de periodistas afectados por su trabajo tiende a volverse parte del paisaje social. Se han vuelto estadísticas que solo se repiten cuando hay otro asesinado. Se sabe menos de los desplazados por alto riesgo. A fines de 2018 eran 72 registrados oficialmente y su número crece rápidamente. En 2010 eran la mitad o menos. Muchos otros ni se acercan al mecanismo de protección federal por desconfianza. Ya son demasiados.
Los refugios revictimizan: Luis
Luis Cardona, reportero de política y justicia fue secuestrado en 2013 por hombres disfrazados de militares en Ciudad Juárez, lo soltaron después de torturas y amenazas. Se exilió. Regresó porque quiere seguir siendo periodista; nuevas amenazas de alto riesgo. Desplazado otra vez. Recibió ayudas de colegas, de algunas organizaciones de acompañamiento, del mecanismo federal. No ha podido regresar, perdió 20 kilos, así como el control de su ecuanimidad y de su futuro.
Dice: –Algunos desplazados tenemos el proyecto de hacer una red que acompañe a otros con este problema… no queremos estar en los refugios del mecanismo porque es como estar en la cárcel, quizá vigilados por terceros. Eso nos revictimiza. Tampoco queremos confrontarnos con el gobierno federal, pero allí no saben que hacer frente a esto y hacen muy poco—.
Auxilio sicológico une pedazos; Verónica
–Desde 2013 no duermo bien—se sincera la reportera Verónica Basurto. Ella visitó cuatro años a la francesa apresada en México Florance Cassez, investigó. Luego el caso de Hugo Alberto Wallace. Tiene indicios que ambos casos serían conexos por los autores de los secuestros. Desde el 25 de enero de 2013 amenazas, intervenciones telefónicas, seguimientos, la fiscalía especial no aclaró nada. –Viví en siete casas de colegas… me exilié en Francia y en España con algunas ayudas de organizaciones. Miedo, vagancia mental, insomnio. Autoexilio de mi vida. Estoy ahora en el mecanismo. El apoyo sicológico ayuda a no sentirme culpable de ser periodista… al Estado le hace falta legislación y políticas para esto–.
El Mecanismo en entiende lo humano: Julio Omar
Él se apellida Gómez era reportero de movimientos sociales y otros temas en Baja California Sur.
–Incomodé a muchos funcionarios y políticos… Recibí recados de aquietarme… En diciembre de 2016 incendiaron mi carro y también mi casa, no acepté protección oficial por desconfianza. Me vigilaban. En febrero me queman otro auto ahora sí recibí protección: chaleco antibalas, botón de pánico, escoltas, GPS en el auto, pero siguieron los halcones. Luego en otro intento de quema de carro, los escoltas repelen y uno es asesinado… Exilio. Mi padre me apoyó todo el tiempo, venía mucho a verme… Ahora estoy sin casa, se fue mi esposa, sin capital, sin padre. Me siento vigilado. Soy norteño, no quería apoyo sicológico y el doctor me dijo que tengo tres trastornos y el peor es limite de personalidad. Estoy en cero. Me quiero ir de México para siempre…–
De este gobierno no veo acción a favor nuestro: Badillo
Miguel, el reportero director de Contralínea trae un altero de papeles para mostrar lo que llama compendio de agresiones a su integridad y al personal del medio:
Persecución violenta contra su esposa, 14 demandas por daño moral, 5 irrupciones y robos a instalaciones, intentos de sofocamiento económico, atentados, dos reporteros balaceados, una de sus colegas asesinada. –La Fiscalía aclara nada –acusa–. El mecanismo puso cámaras, botones de pánico y nos acaban de cambiar chalecos antibalas que era para calibre 22 ahora para balas de cuerno de chivo… Somos solo un caso. Todos sabemos de los desaparecidos, de los asesinados, de las agresiones, de los desplazados, del momento complicadísimo que viven los medios y los periodistas en este gobierno. De él no se ha visto una sola acción a favor del periodismo en esta crisis–.
Los periodistas nos salvaron: Ana
Ana Katiria Suárez es abogada. Joven. Tiene un despacho donde atiende a gente con pocos recursos en más de la mitad de sus casos. Es beneficiaria del mecanismo porque la amenazaron, hostigaron y acosaron agentes, ministerios públicos, un subprocurador (Edmundo Garrido) y hasta el presidente del Tribunal de Justicia de la Ciudad de México que le tiro un anzuelo sexual —Te gustaría saber cómo ser la novia del magistrado– y al rechazo le sugirió “no te metas”. Todo está en el libro testimonial que él mismo magistrado quiso impedir que presentara en el Claustro de Sor Juana. Todo porque ella contradijo a un MP y a un juez que condenaron a prisión a una joven que, de por defenderse de secuestro, tortura y violación de dos agentes, hirió mortalmente en el cuello a uno. –Ellos y la prensa amarillista dijeron Condenan a prostituta que mató a su amante y yo les demostré con evidencias y más de 50 entrevistas de prensa, con periodistas serios, de la injusticia contra esa joven, lesbiana. Ya está libre. Aunque soy beneficiaria del Mecanismo de protección, sigo litigando y seguiré buscando justicia con ayuda de los buenos periodistas–.
Cinco vidas alteradas por su profesión. En el foro los acompañaron el monero Rapé, María Teresa Juárez del organismo Periodistas de a pie quien trató de explicar que también significan violencia los refugios para periodistas, los salarios, la precariedad de los empleos y hasta el descrédito social; también estuvo el periodista abogado Víctor Ruiz Arrazola quien insistió en que ya se requieren políticas públicas de prevención de agravios y crímenes contra periodistas.
El colofón del abogado y subdirector de Artículo 19, Leopoldo Maldonado, sintetizó el reclamo ya generalizado en ese y otros foros para el actual gobierno federal. Ya es tiempo de una política pública integral en favor de la libertad de expresión entre la violencia general, contra la violencia económica. Pero lo que se ve es que les falta voluntad política y capacidad para entender los asuntos estructurales y de fondo. ¿Hasta cuándo?