Julisa Sánchez.
Luego de los primeros días que se anunciara la cuarentena por la pandemia mundial COVID-19, el combustible en México y Oaxaca bajó su costo considerablemente, después de llegar a costar hasta 20 pesos el litro de gasolina, bajó hasta 15 pesos y centavos, según la calidad regular o Premium, así como la estación despachadora.
Sin embargo, luego de anunciar la “nueva normalidad”, muchos ciudadanos volvieron a las calles y su actividad cotidiana, así como el uso del automóvil, lo que debido a la oferta y demanda, volvió a elevarse el precio para el litro de gasolina, hoy alcanza los 18 pesos.
Lo cierto es que a pesar de que no se ha levantado la fase tres del confinamiento, se han reportado diversos abusos comerciales, sin que éstos reciban un castigo por la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) en Oaxaca.
En el sexenio pasado, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) era la responsable de vigilar que el precio del combustible al público tuviera un tope reglamentario y no se cayera en el abuso económico, hoy las autoridades en todos sus niveles brillan por su ausencia y se esconden bajo el aislamiento para no accionar en contra de estas empresas que arbitrariamente elevan sus costos.
Otra denuncia constante por los usuarios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), es el alto costo de las tarifas mensuales que llegan en forma de recibo o por la tarjeta electrónica, en los últimos días.
Si bien, los usuarios del servicio de luz eléctrica señalan que han permanecido más tiempo en casa y entienden hasta cierto punto el aumento, pero no de forma elevada, donde señalan que el costo del servicio ha sido hasta el doble de la cantidad que regularmente pagan, por lo que esperan sus denuncias sean escuchadas por alguna autoridad competente.