Ante la emergencia sanitaria del COVID-19, las mascarillas o cubrebocas, tanto desechables como reutilizables, se han convertido en parte esencial del quehacer diario, especialmente para realizar actividades fuera de casa, pues actúan como una barrera protectora para evitar la propagación de esta enfermedad.
El encargado de la Coordinación Auxiliar Médica de Salud Pública del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Oaxaca, Benjamín Enríquez Corro, señaló que están diseñados para evitar que el usuario propague gotas de saliva o sudoración, principal factor de contagio del coronavirus.
Explicó que la calidad protectora de estos varía dependiendo del material con el que estén elaborados. Por lo general, un cubrebocas desechable, ya sea azul o blanco, no tiene más de un día de tiempo efectivo de uso, por lo que no debe reutilizarse al día siguiente.
Las mascarillas reutilizables deben cambiarse cada ocho horas, y antes de volverla a utilizar, se deben lavar perfectamente, particularmente si se mojan o se ensucian.
El médico del IMSS advirtió que algunas consecuencias negativas que tiene su uso prolongado sin las debidas condiciones de higiene destacan las lesiones que deja en la piel, como: erupciones, ronchas, irritación en nariz, boca, en algunos casos herpes labial, dificultad para respirar y comunicarse.
Añadió que antes de colocar la mascarilla o el cubrebocas es indispensable lavarse las manos correctamente con agua y jabón, no tocar la parte interna que tendrá contacto con el rostro y ponerlo mediante las cintillas que se colocan en las orejas.
Después de colocado, se debe evitar tocar la parte exterior, ya que al hacerlo se pueden contaminar las manos y facilitar la propagación del virus a la cara, boca y ojos, finalizó.