Julisa Sánchéz.
Con una semana y media cumplida desde que el semáforo epidemiológico cambió de naranja a amarillo en el Estado de Oaxaca, la ciudadanía ya retomó sus actividades normales al cien por ciento, desde el tráfico vehicular, hasta los transeúntes ya se observan en un mayor flujo en las diferentes avenidas del Estado, además de los centros deportivos e Iglesias que ya fueron abiertos en su totalidad, con el llamado de un mínimo de aforo, sin embargo, no siempre se respeta la indicación oficial.
A pesar de que la Secretaría de Salud de México cambió el semáforo, el riesgo de contagio permanece y aumenta con la presencia de toda la población transitando por los diferentes puntos de Oaxaca, los casos de personas contagiadas de Covid-19 van en aumento de 100 por día y mil a la semana, registrando hasta el último corte del día de ayer martes 8 de septiembre, 14 mil 375 confirmados y 1 mil 331 muertos, de acuerdo a datos de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), mientras que estimaciones de especialistas en epidemiología los casos son mayores.
Si bien, después de siete meses de pandemia, la crisis sanitaria no ha sido atendida por las autoridades pertinentes, al igual que los espacios para atender a los enfermos con este padecimiento, la realización de pruebas gratuitas, informaciones claras de protocolos seguros para evitar contagiarse y la habilitación de espacios condicionados para tratar el virus mortal, son políticas públicas que no han llegado a aplicarse por el bien común y para salvaguardar el mayor número de vidas humanas.
Sumándose a ello, las múltiples protestas en el sector salud en exigencia de equipamiento y medicinas, principalmente, para hacer frente al mortal virus en las 8 regiones.
Por otra parte, el rescate económico tampoco ha sido anunciado y muchos comerciantes establecidos ya se han declarado en quiebra ante el pago de impuestos, servicios y nómina, sin un respaldo gubernamental, donde además el desempleo ha sido otra consecuencia colateral de la crisis y la omisión de las dependencias pertinentes que bajo el pretexto de la cuarentena, se han desentendido de su responsabilidad social.
Mientras tanto, Oaxaca se aproxima a una de las fechas de mayor tradición y respeto, el día de los fieles difuntos, que será una costumbre que se recibirá con gran dolor en la familias oaxaqueñas.