· La doctora Margarita Marina Arias Pecina dice tener una labor sin brillo aparente, pero ha regalado vida a pacientes y felicidad a muchas familias
· “Se trata de llegar a lo más profundo de los sentimientos de esa familia agobiada por la pérdida de un ser querido”.- Dra. Arias Pecina, Coordinadora Hospitalaria de Donación del HGZ No. 33
Ser médica y ser mujer permiten a la doctora Margarita Marina Arias Pecina tocar las fibras humanas de familias que sufren el profundo dolor de haber perdido a sus seres queridos, para abrir la posibilidad a la donación de órganos que brinde esperanza de vida a quien sufre en espera de un trasplante.
Esa es la parte más difícil del reto que la doctora Arias Pecina enfrenta desde hace nueve años en el Hospital General de Zona (HGZ) No. 33 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Nuevo León, a donde llegó como médica intensivista hace 22 años.
En ella despertó el interés por el tema de procuración de órganos bajo la convicción que quizá sea una labor “silenciosa” y nada fácil, pero es indispensable para iniciar el proceso de exitosos trasplantes de órganos.
En el 2012, la doctora Arias Pecina tomó el Diplomado Universitario para la Formación de Coordinadores Hospitalarios de Donación de Órganos en el Centro Nacional de Trasplantes en la Ciudad de México, y desde entonces practica activamente la procuración, convirtiéndose en la primera coordinadora en participar en el Comité Interno de Trasplantes del HGZ No. 33, formalizado en el 2016.
Dice sentirse orgullosa de su labor en esta Unidad Médica, primer hospital de Segundo Nivel de Atención del IMSS en Nuevo León en obtener la Licencia para la Procuración y Trasplantes, y que desde el 2009 a la fecha ha realizado la procuración de 293 órganos y tejidos que beneficiaron a más de 400 pacientes.
Comentó que su trabajo es todo un proceso, desde el acercamiento y recorridos diarios en los pisos del hospital, así como la comunicación abierta con los médicos para identificar posibles donantes, tanto por muerte encefálica o por paro cardiaco.
Cuando se encuentra a un posible donante, hay que realizar todo un protocolo para confirmar que cumpla con los criterios de viabilidad de los órganos, de bioseguridad para no trasmitir un proceso infeccioso o una enfermedad tumoral hacia el receptor y ahora en tiempos de pandemia, se realizan pruebas de PCR y tomografía de tórax para descartar infección por SARS-CoV-2. Al concluir con este protocolo, se realiza el abordaje a la familia, que es uno de los aspectos más complicados.
“Es que no hay una receta para abordar a la familia en situaciones críticas, cada acercamiento es distinto”, mencionó al comentar que se busca el apoyo previo de los médicos tratantes y personal de Trabajo Social, quienes preguntan a la familia si pueden recibir al personal de la Coordinación de Donación.
“Se trata de llegar a lo más profundo de los sentimientos de esa familia agobiada por la pérdida de un ser querido, hacerle ver que su generosidad puede brindarle esperanza de vida mediante la donación de órganos a un paciente que sufre en la espera de un órgano”, expresó.
Para la doctora, dedicarse a la procuración de órganos no es una rutina de trabajo, sino una vocación que ha sabido combinar con su familia, quien entiende la razón por la que en ocasiones hay que salir de casa a cualquier hora del día.
“Si hay un potencial donante, cuya familia llegó al hospital durante la noche, hay que ir, hay que estar en el momento preciso, sin importar día ni horario”, confirmó.
La doctora Arias Pecina dijo sentirse satisfecha de haber dedicado todos estos años a esta labor “silenciosa” y sin aparente brillo, al concretar 91 donaciones cadavéricas, de las que se obtuvieron 154 corneas, 95 riñones, 18 hígados, seis pulmones, cuatro corazones, 14 donaciones de tejidos musculo-esqueléticos y dos donaciones de piel, para ser trasplantados a pacientes de diversos hospitales, lo que seguramente ha dado felicidad a muchas familias.
“Sé que no hay reconocimiento para esto, me acuerdo hace mucho, una vez un joven trasplantado preguntó… ‘y bueno, ¿cómo obtuvieron mi órgano? Quisiera conocer a la persona que hizo eso’, y pues, me presentaron con el joven, pero eso casi no sucede”, comentó con una sonrisa.
Arias Pecina continúa participando en diplomados y simposios sobre el tema, realiza una labor al interior y extramuros para la sensibilización de donación, visita cada año a todas las familias de pacientes donadores para entregarles un reconocimiento y no olvidar el acto de generosidad que algún día tuvieron en el hospital.
Además, ha sembrado la semilla en el tema de la donación en varias generaciones de médicos que realizan con ella, su servicio social, que gracias a los conocimientos adquiridos en el Coordinación Hospitalaria de Donación, han decidido convertirse en especialistas de trasplantes.