Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez fueron víctimas de desaparición forzada el 25 de mayo del año 2007 en la ciudad de Oaxaca, hace 14 años. Desde entonces hemos mantenido la permanente exigencia de presentación con vida y libertad.
En el año 2007 el movimiento magisterial y popular, la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, APPO, seguía enfrentando la persecución por parte de los gobiernos estatal y federal a cargo de Ulises Ruiz Ortiz y de Felipe Calderón Hinojosa, respectivamente.
Edmundo y Gabriel Alberto habían escapado a la persecución permanente por parte del Estado mexicano por su condición de luchadores sociales que desde muy jóvenes habían participado en el viejo movimiento estudiantil y popular y, obligados a la clandestinidad.
Eligieronla lucha armada revolucionaria como último recurso ante el acoso permanente de las fuerzas armadas, policiales y paramilitares. El Ejército Popular Revolucionario, EPR, los reconoció como sus militantes y exigió su inmediata presentación con vida.
Las ejecuciones extrajudiciales selectivas de líderes sociales continuó en el sexenio de Ulises Ruiz y se profundizaron para allanar el camino de la gobernabilidad a Gabino Cué Monteagudo, un viejo represor que junto con Diódoro Carrasco Altamirano reprimieron indígenas Loxicha.
Con Enrique Peña Nieto el viejo Partido Revolucionario Institucional, PRI, había regresado a la presidencia de la República en 2012 y se encaminaba a poner en marcha reformas estructurales que socavan los derechos del movimiento magisterial y estudiantil a nivel nacional.
En 2013, la Reforma Educativa de Peña Nieto encontró una amplia resistencia en el movimiento magisterial y popular oaxaqueño y en los estados de Chiapas, Michoacán y Guerrero principalmente. Todos, estudiantes, maestros y movimiento popular enfrentaban la represión.
Por esto, el miércoles 26 de mayo se cumplen 80 meses de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa que desde el 26 de septiembre de 2014 fueron víctimas de agresiones policíacas y militares que dejaron varios lesionados y asesinaron a 6 jóvenes más.
Andrés Manuel López Obrador, lejos de dar con el paradero de los 43 estudiantes y castigar a los autores materiales e intelectuales, olvidado de sus viejas promesas de campañas, sigue militarizando al país y reprimiendo al movimiento estudiantil, magisterial y popular.
El martes 18 de mayo le tocó a las y los normalistas de Mactumatzá en Chiapas. Estudiantes que, pese a las precarias condiciones de vida que enfrentan por ser pobres, campesinos y/o indígenas, mantienen vivos los deseos de superación: represión es la respuesta a sus sueños.
No, la represión que se vive desde hace décadas en México no son hechos aislados, la represión en México obedece a viejos esquemas policíacos y militares para el control social y trasciende gobiernos locales, federales, planes, discursos sexenales e ideologías de partidos.
No, los pobres, los jóvenes, los campesinos y los indígenas no gozamos de los privilegios de quienes pueden comprar la justicia y la impunidad como el general Cienfuegos y Enrique Peña Nieto. Sin embargo, continuaremos la lucha, seguiremos exigiendo:
¡Justicia y libertad, ya!
¡Vivos y en libertad los queremos!
¡Presos políticos y de conciencia, libertad!
Desde un rincón del exilio,
Juan Sosa Maldonado
Defensor de Derechos Humanos