David Ortíz.
Las calles y principales coladeras de Oaxaca nuevamente no están preparadas para la temporada de lluvias y huracanes, que de acuerdo al Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ya inició a mediados del pasado mes de abril y terminará hasta octubre del 2022, donde Protección Civil en todos los niveles aún no ha informado sobre la aplicación del millonario presupuesto reflejado en las acciones preventivas, durante y después de las precipitaciones, por lo que ya se han reportado las primeras afectaciones a viviendas, caminos, deslaves y puentes de las comunidades del Estado.
Además para la temporada 2021-2022 el SMN pronosticó 56 frentes fríos, de los cuales ya han trascurrido 31 y aún quedan 25 por ocurrir, por lo que no se descartan las bajas temperaturas sobre todo en zonas altas y serranas, lo que provoca un incremento de enfermedades respiratorias, por el cambio de clima de forma abrupta según los médicos, en una ciudad donde los gobernantes no garantizan un servicio de salud pública de primer nivel, por el contrario no hay medicamentos, ni personal médico y tampoco hospitales aptos con el equipamiento requerido, según quejas de los trabajadores de salud en Oaxaca.
Y es que el cambio climático ha intensificado la concentración de humedad y por lo tanto el volumen de la lluvia, donde la falta de infraestructura adecuada en las calles, el abandono de las brigadas de limpieza y protección civil, en las coladeras saturadas de basura y hojarasca, así como la falta de proyectos para prevenir accidentes en la época de lluvia, la ausencia de albergues que permitan a la población resguardarse en caso de peligro según su zona que habitan, no están a la par de una respuesta satisfactoria.
Se suman el escaso o nulo saneamiento de los arbustos, hierbas y árboles de la ciudad, principalmente los más antiguos que ya están secos y huecos por dentro, lo que los hace más propensos a caer durante la lluvia, al igual que los ríos y afluentes contaminados con todo tipo de residuos, así como calles, camellones y caminos abandonados, hacen que con cada lluvia se inunden viviendas, negocios o calles, provocando todo tipo de accidentes automovilísticos como la caída en los baches, derrapados y choques.
En calles altamente transitadas, los hoyancos o la falta de pavimentación y limpieza de la tierra generan que con la presencia de lluvias se concentren encharcamientos, lagunas de aguas negras y hasta el resbaladizo lodo, representando un peligro para transeúntes y automovilistas, problemática que cada año se desatiende por las autoridades de los tres niveles de gobierno. Además de los llamados inmuebles en mal estado, donde se les deja la responsabilidad a los propietarios, aunque muchos de estos estén en litigio o intestados.
Finalmente, existen poblaciones de los 570 Municipios distribuidos en las 8 Regiones donde aún la luz eléctrica se interrumpe con la presencia de tormentas, ante la falta de pararrayos, artefacto inventado en 1753 que conduce los rayos hacia la tierra y no caiga en las personas, árboles o construcciones, que se puede adquirir desde tres mil pesos, así como un sistema eléctrico y cableado público obsoleto.