Metztli Beltrán.
Hace unos años, la plaga del picudo negro aniquiló todas las palmeras que adornaban camellones, caminos y espacios públicos de la entidad de Oaxaca, donde de acuerdo a los especialistas la causa fue la omisión, es decir, la falta de interés de las autoridades en turno por recuperar las ancestrales palmas, seres vivos que al no poderse defender murieron en silencio, tampoco se hizo una poda fitosanitaria en el resto del arbolado enfermo.
Así mismo, los emblemáticos framboyanes que adornaban las jardineras de Santo Domingo de Guzmán y que además daban una sombra espectacular a los transeúntes y visitantes propios y extraños, fueron abandonados a su suerte hasta que ya no se pudo hacer nada y removieron los restos.
Si bien las plantas no hablan, lo hicieron en su momento los artistas plásticos, Francisco Toledo siempre defendió las causas justas y una de ellas fue el Cerro del Fortín y el área verde, además en otros troncos del Centro Histórico dejó plasmada parte de su obra, en recordatorio de las protestas que en vida hizo por el medio ambiente.
Por su parte, el artista plástico Markoa Vásquez, ha defendido incluso en huelga de hambre, el Cerro del Fortín y recientemente, mil 500 árboles de la Avenida Símbolos Patrios, así mismo ha sembrado y podado árboles en parques, la Calzada de la República y en el Monumento a la Madre.
En tanto, grupos ambientalistas ya habían anunciado que árboles incluso emblemáticos e históricos en el Paseo Juárez “El Llano” y Zócalo, principalmente, estaban enfermos y presentaban plagas como muérdago y mosca blanca, sin embargo, el tiempo y gestiones gubernamentales pasan y ninguna se preocupa por recuperar a estos seres vivos, donde en todos los niveles hay instancias llamadas protectoras del medio ambiente y reciben millonarios recursos, de los cuales no se sabe su destino.
A pesar de advertir el peligro que puede presentar un árbol enfermo y en proceso de caer y lastimar o quitar la vida a alguien, no se ha realizado un censo y mucho menos un plan de rescate que incluya un estudio específico de cada árbol y en su caso colocar letreros de advertencia para los ciudadanos y no esperar a que caigan por el deterioro, el paso del tiempo o las fuertes lluvias.
Mientras tanto, del millonario recuso que reciben las secretarías del medio ambiente en Oaxaca año con año, no se sabe su destino.