Aguinaldo destinado a deudas añejas
David Ortiz.
La navidad es la época del año más bella para la mayoría de los ciudadanos, más si tienen creencias religiosas pues es el nacimiento del niño Jesús, donde las familias se reúnen para cenar, darse abrazos, regalos y convivir en la llamada “noche buena”.
Además hay un cese laboral y escolar durante varios días, donde por ley federal antes o hasta el 22 de diciembre se otorga a los empleados el aguinaldo, un pago proporcional al sueldo como prestación anual, extra al salario, dinero que antes era destinado para la esplendorosa cena, los múltiples regalos para cada miembro de la familia, arcones navideños, festejos de fin de año de la oficina o comercio, dulces y piñatas para la posada y cualquier otra celebración que pudiera presentarse, incluso para viajar o renovar el guardarropa.
Sin embargo, actualmente el panorama es totalmente diferente, esa cantidad de dinero extra ahora se va directamente al pago de deudas generadas durante todo el año, algunas en tiendas departamentales, otras más en casas de empeño, agiotistas, bancos y otros prestamistas que otorgan dinero fácilmente en el momento de la necesidad, a cambio de un alto interés que hace que la deuda lejos de hacerse pequeña crezca cada vez más, lo que hace de ese negocio algo muy redituable para quien lo ejerce.
Dicha situación hunde cualquier patrimonio familiar, devalúa la economía y hace más difícil el acceso a una vida digna, sin poder adquisitivo, generando una crisis financiera que lejos de acceder a una navidad próspera se realiza bajo el yugo de la miseria, en total abandono de las instancias defensoras de la familia en sus diferentes niveles, así como de los poderes que no garantizan dichos derechos universales, ni siquiera el primordial: a la salud pública.
La falta de circulante se da desde las altas esferas de gobierno, donde lejos de consumir a los comerciantes locales, artesanos, prestadores de servicios oriundos, establecidos y con la experiencia probada de años, optan por contratar a nuevas empresas familiares como por ejemplo la imprenta y servicios de banquetes, entre otros, beneficiándolos económicamente, pero restringiéndole la oportunidad a los otros oaxaqueños que realizaron todo el proceso legal de dar de alta un negocio en orden, además del pago de impuestos y permisos establecidos en el reglamento comercial.
Pero también, la falta de inversión en Oaxaca por parte de las empresas nacionales e internacionales es visible y preocupante para el sector del trabajador, la falta de empleo y los despidos masivos agravan más la economía en la entidad, de los 570 municipios, pocos cuentan con la llegada de alguna empresa siendo uno de los principales detonantes de la crisis laboral y económica.
Cabe señalar que a poco más de un año de gobierno del Ingeniero Salomón Jara Cruz, avanza la crisis económica, de salud, de seguridad, laboral, educativa, de obra pública y de servicios básicos, sin que existan planes firmes con resultados a corto o a largo plazo, es decir, no hay límites de tiempo para el bienestar social tan anunciado en la cuarta transformación.