Silencio oficial ante denuncias de corrupción en la “Primavera Oaxaqueña”

Oaxaca de Juárez, Oax.- Mientras las necesidades sociales más urgentes en Oaxaca se mantienen en el abandono, las denuncias por presuntos actos de corrupción dentro del gobierno estatal encabezado por el ingeniero Salomón Jara Cruz continúan acumulándose, sin respuesta institucional ni esclarecimiento público.

En las últimas semanas, diversas plataformas informativas han hecho públicos documentos y facturas que revelan contratos millonarios asignados desde distintas secretarías estatales. Lo alarmante no solo es el volumen de recursos comprometidos, sino los patrones que se repiten: asignaciones a empresas vinculadas a amistades, familiares o aliados políticos, que reflejan un uso del poder con fines personales.

Las secretarías de Salud, Seguridad, Cultura, Turismo y Deporte, figuran entre las más señaladas, con adjudicaciones directas, gastos inflados y proyectos sin justificación clara. La información publicada ha sido acompañada de documentos oficiales, sellos institucionales y facturación, evidencias que han sido ignoradas por la administración estatal.

El contraste entre el discurso oficial y la realidad no puede ser más evidente. Mientras desde el púlpito político se proclama una supuesta austeridad y compromiso con el pueblo, en los hechos el gasto público se dispersa en opacidad, omisiones y privilegios, alejándose de sectores que viven en crisis permanente: hospitales sin medicamentos, escuelas sin infraestructura, espacios deportivos abandonados y colonias sin obra pública, servicios, ni seguridad.

El malestar social crece al ritmo del cinismo institucional. El silencio del gobierno ante las denuncias no solo es preocupante, sino ofensivo. La llamada “Primavera Oaxaqueña”, que prometía justicia social, participación y transparencia, hoy se ve empañada además por el nepotismo, el favoritismo y la opacidad.

Diversas voces ciudadanas, colectivos y periodistas han comenzado a señalar que el desgaste político del gobierno de Jara Cruz es inminente. A pocos meses de cerrar su tercer año de gestión, muchos anticipan que diciembre marcará el inicio del declive de un gobierno que, lejos de fortalecer la democracia, parece haberla puesto al servicio de unos cuantos.