¿La autoridad piensa en ti?

La respuesta sigue siendo la misma: no. La autoridad no piensa en ti como individuo, con rostro, nombre y vida propia. Piensa en cifras, en padrones, en “la población” como un bloque abstracto. Y en esa distancia se esconde el abandono y se justifican decisiones que golpean a quienes menos poder tienen para defenderse.
La prueba más clara está frente a nosotros: los jóvenes detenidos tras la marcha del 15 de noviembre en la Ciudad de México, hoy procesados por Tentativa de Homicidio, un cargo desproporcionado que busca castigar la inconformidad más que un delito real. Mientras tanto, expresidentes de #México involucrados en casos de corrupción, gobernadores acusados de desvíos multimillonarios y autoridades señaladas por abuso de poder caminan libres, protegidos por pactos políticos y por un sistema de justicia que funciona solo para ellos.
En México, la ley no es igual para todos: se usa como espada contra los inconformes y como escudo para los corruptos. Ahí queda claro que la autoridad no piensa en la gente; piensa en conservar privilegios, en controlar el descontento y en enviar mensajes de miedo.
Pero este País no está hecho solo de impunidad. También está hecho de jóvenes que marchan, que estudian, que trabajan, que cuestionan y que no se resignan. A ustedes, que realmente quieren un México mejor, decirles algo claro:
La historia de este País siempre ha cambiado gracias a la juventud que se negó a aceptar la injusticia como destino. Sigan organizándose, sigan pensando, sigan soñando: México necesita de su valentía y de su lucidez.
Generación Z
Generación Z

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