Peligro y abandono en la carretera federal Ventanilla–Barranca Larga

La carretera federal Ventanilla–Barranca Larga, administrada por Caminos y Puentes Federales de Ingresos y Servicios Conexos (CAPUFE), se ha convertido en una vía de alto riesgo para miles de automovilistas que transitan diariamente entre las Regiones de La Costa y los Valles Centrales de Oaxaca.
Aunque la obra fue presentada como un proyecto estratégico para reducir tiempos de viaje y detonar el desarrollo económico de las comunidades costeñas, los usuarios reportan que durante el recorrido se pueden observar desde taludes inestables, deslaves recientes, drenaje pluvial incompleto, tramos con pavimento irregular o inconcluso, maquinaria y material de obra abandonados, ausencia de personal de mantenimiento, luminarias de los tres túneles apagadas y accidentes automovilísticos constantes.
Pese a las fallas, CAPUFE mantiene en operación dos casetas de peaje, donde los montos actuales varian de acuerdo al tamaño de la unidad de motor, es decir, para las motocicletas el pago es de 118 pesos, mientras que los automóviles tienen que desembolsar 236 pesos, los autobuses y camiones ligeros dan 472 pesos y los vehículos pesados con cinco o más ejes tienen un costo de entre 708 y 944 pesos por cada caseta, dependiendo de la clasificación, lo que significa que se duplica el gasto para los usuarios.
En tanto, el peaje por el recorrido de 104 kilómetros se supone contribuye a la construcción, mantenimiento y operación de la infraestructura vial para estar en óptimas condiciones, sin embargo la realidad dista mucho de dicho objetivo según denuncias de los usuarios.
“El costo elevado del peaje no corresponde al mal estado de la carretera, tampoco existen condiciones dignas ni seguras que justifiquen dichas tarifas”, explican los turistas afectados.
Además, las comunidades alternas cercanas a las casetas de cobro de CAPUFE, se han vuelto caminos alternos a la autopista, vías que a decir de los pobladores se cobra hasta en 150 pesos por vehículo para poder transitar por la terracería y evitar el peaje de la vialidad federal.
Entre viajeros y habitantes de la región circulan diversas versiones, aunque ninguna confirmada sobre el abandono de la obra, se habla de que las constructoras habrían recibido un ultimátum para terminar las reparaciones a tiempo o atenerse a las consecuencias, mientras que la otra explicación es la falta de recursos para concluir adecuadamente la magna obra, inaugurada durante la administración del expresidente de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador.
Hasta el momento, de todas estas irregularidades denunciadas por los usuarios no existe un posicionamiento oficial por parte de CAPUFE ni de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) sobre los motivos del evidente abandono.
Viajeros frecuentes aseguran que ante la falta de vigilancia no solo aumentan los riesgos viales, sino también la sensación de vulnerabilidad, en una carretera que debería operar bajo estándares federales, donde muchas veces los límites de velocidad se rebasan y se cometen constantes faltas de tránsito que ponen en peligro a los usuarios.
A esto se suma la nula presencia de la Guardia Nacional (GN) División Caminos, así como la evidente carencia de señalización preventiva, luminarias o trabajadores que puedan orientar a los usuarios ante los peligros de la ruta.
Los reportes ciudadanos señalan que los riesgos han ocasionado múltiples accidentes, algunos de ellos graves, como el reciente entronconazo del pasado lunes 17 de noviembre del año en curso, en el kilómetro 71 a la altura del Puente Comitlan, entre un autobús de transporte de primera clase y una unidad de carga pesada, accidente que cobro la vida de tres personas y más de diez lesionados, auxiliados por los oriundos en la zona del impacto, ante la escasa presencia y falta de coordinación de elementos de GN y CAPUFE.
Por ello, miles de unidades de motor y autobuses de transporte turístico quedaron varados en ambos carriles y por varios kilómetros en lapsos de tiempo de hasta cinco horas, mientras se realizaban las maniobras de rescate de las unidades siniestradas.
“Solo pasan los autos compactos, autobuses no”, vociferaban automovilistas que habían logrado pasar la zona del accidente, ante la ausencia de las autoridades y responsables de la transitada carretera.
Además, los servicios anunciados como parte de la infraestructura carretera, como los sanitarios “gratuitos” en la segunda caseta de cobro, permanecen cerrados por falta de operación, lo que genera inconformidad entre automovilistas y transportistas que cumplen con su peaje.
Finalmente, mientras las autoridades federales no aclaren la situación, miles de automovilistas continúan utilizando una carretera que lejos de ofrecer un tránsito seguro y eficiente, se ha convertido en un trayecto incierto y peligroso.
Carretera Oaxaca-Costa
Carretera Oaxaca-Costa

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