Said Hernández
Oaxaca, Oax.- La tarde del 31 de mayo del año 2002, 26 trabajadores forestales fueron masacrados con disparos de armas largas en el paraje “Agua Fría”, de Santiago Xochitelpec, Tetixtlán, Sola de Vega, Oaxaca., en ese entonces fungía como Gobernador, José Nelson Murat Casab.
La actuación “inmediata” en ese momento por parte de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJEO), quedo evidenciada por las detenciones arbitrarias y el saqueo por parte ministeriales en contra del pueblo de Santo Domingo Teojomulco, así lo denunció Lucio Rodríguez Pérez Presidente Municipal en ese entonces.
“La Constitución no le da derecho al Gobierno de allanar domicilios destrozando cerraduras y amenazando con sus armas de fuego a los habitantes para declararlos culpables; por eso, responsabilizamos al Estado de la integridad física de los detenidos y exigimos su presentación inmediata mientras no se hagan las investigaciones a fondo apegadas a la Ley”, expresó Lucio Rodríguez.
En relación a lo anterior y por la gravedad del suceso, la crítica a la gobernabilidad del Estado fue muy dura por parte de todos los actores políticos y organizaciones sociales. Como en el caso de Pablo Arnaud Carreño, en ese entonces Diputado Federal (Comisionado en el Caso), quien expresó y calificó este hecho como signo de ingobernabilidad durante su gira de investigación por los pueblos de la Sierra Sur.
“¡Esta es una masacre que no puede quedar impune! ¡Fue un “proyecto bien planeado! ¡Fue algo muy bien Ejecutado!, por eso digo y los sostengo: ¡Oaxaca vive en un Estado de ingobernabilidad!, donde; ni hay justicia, ni hay paz; ni hay orden, dijo de forma tajante Arnaud Carreño.
Las incógnitas en relación al origen de la desgracia, giraron en torno a un conflicto por límites de tierra, tala de bosques, narcotráfico, religión, pugnas por la sucesión gubernamental, explotación de minas, todo un velo de misterio… Preguntas sin respuestas.
A 11 años la comunidad de Santiago Xochiltepec, continúa en el abandono, sus necesidades han incrementado al igual que de otras poblaciones. Sin embargo, el tema de “Agua Fría” estará presente en el corazón de los 89 niños indígenas que perdieron a sus padres. La herida continúa abierta, esperando ser cicatrizada por la mano de la justicia.