Como cada año, pobladores de Santa María Atzompa se dieron cita a partir de las 9 de la noche en el Panteón de la localidad, para velar a sus muertos, quienes se han adelantado al camino de la vida eterna. El frio de la madrugada no es obstáculo para las personas continúen con una de las más hermosas tradiciones de Oaxaca, “El Día de Muertos”.
Una gran hilera de velas iluminan las “flores de muerto” que dejan como ofrenda los familiares y amigos. El color naranja resplandecen las tumbas. Con música de banda se entonan temas como “Sigo siendo el Rey”, “20 Mujeres de Negro”,” La Puerta Negra”, entre otras.
Unidos en una sola familia; abuelos, tíos, sobrinos, hermanos, nietos, convivieron con turistas nacionales y extranjero, repartiendo el exquisito Pan de Yema, chocolate de agua y por supuesto las copas de Mezcal, que hicieron bailar a todos al compás de la música.
Con el mezcal en la mano, el señor Agustín López recordaba a su hijo quién se fue al “sueño americano”, para darle un mejor futuro a su familia, desgraciadamente perdió la vida en su intento de cruzar la frontera, dejando a dos niños y una mujer que hasta la fecha no olvida aquella tarde en que Luis salió de su casa para nunca volver.
Con lagrimas en los ojos, el señor Agustín comento; “Mi hijo ya hace entro los muertos, aquí lo recordamos y lo recibimos con su música, su bebida, su pan, su queso, él nos espera del otro lado de la vida, lo extrañamos mucho, ojala y no se hubiera ido”.
Por otra parte, el Americano Jhon S. Douglas, no dejaba de admirar esta hermosa tradición, por lo que dijo “me habían dicho que era una noche maravillosa, pero no imaginaba que tan hermosa, Oaxaca es un Estado con mucha cultura y tradición, he quedado sorprendió”.
Cada año, el panteón de Atzompa sé llena de luz, magia, color y sobre todo de mucha alegría por parte de los pobladores, que de alguna manera se mezclan con el más allá. Algunos habitantes dicen que el frio de la noche, la madrugada y el amanecer es “el respiro de la muerte que también se une a esta festividad”.