Rompen el acero

Omar Santiago Ricárdez

La entrada a unos de los salones más emblemáticos para la historia del heavy metal en Oaxaca lucía vacía. Junto, en la otra galera, un festival de reggaetón se realizaba y con ello dos polos opuestos, dos tribus urbanas totalmente diferentes, se conjugaban en una noche.

Sin embargo, adentro, en el salón menor, el estallido sónico, y en contraparte, era mayor. El volumen brutal, como predicara alguna vez Barón Rojo, estaba a todo su poder…los decibeles devoraron la noche y fue el rugir de una de las glorias más jóvenes que ha dado el metal mexicano, el que, poco a poco, se va abriendo espacio entre los grandes carteles y festivales de Europa.

Jet Jaguar dejó sentir por segunda ocasión su furia melódica en Oaxaca; antes con Luzbel, dejó un primer zarpazo, sin embargo ahora la presa fue en su totalidad propia y el público local simplemente se le entregó.

Y es que se trata, además, de una identificación notable de la banda originaria de Cancún, Quintana Roo, con Oaxaca, pues la voz, el “frontman”, Maxx Mendoza, es nativo de la otrora llamada “Oscura Antequera”.

Luego de abandonar Hexenbiest, al lado de Cinthya Vásquez, ex Apeiron, y Pedro EvilWitch, Maxx es requerido para sustituir a Jorge Ramírez en la voz, aunque este permanece como bajista, e iniciar la hoy trayectoria de la única banda de América Latina en ganar el Wacken Open Air 2017 del festival homónimo en Alemania, luego de ganar meses antes el Metal Battle México.

Tras un lujoso cartel telonero que incluyó a Sultans of Beer, que alinea a Rubén Zúñiga, ex Demential, y Ramis, ex Ático, así como a Cruz Guardián de Mandis y los propios Demential de Enrike Díaz, además de Hijo del Herrero, una banda con mucho potencial, Jet Jaguar maravilló desde su salida a quienes se reunieron en uno de los anexos al Club de Leones.

A pesar de la mala ecualización en el sonido, tras un estruendoso rebote de notas con las paredes del inmueble, el concierto se plasmó esplendoroso y en el que Jet Jaguar deleitó con temas obligados como “Rompiendo el Acero” y “Zero Hour” y la legendaria “Call of the Fight”, que los lanzó al estrellato en su originaria Cancún.

Con ese sonido tan speed metal que recuerda a unos primeros Helloween, Rage o Tyrant, apegados a la par a ese sonido glam ochentero de bandas como Ratt o LA Guns, Jet Jaguar dio una cátedra de heavy metal que muestra que los ayeres de grupos como Luzbel o Raxas han quedado, hoy, atrás y como mera memorabilia.

Las potentes guitaras de Sergio Güez y Nehuen Pacheco, así como el imbatible cimiento sonoro de Jorge Ramírez a las cuatro cuerdas y Jimmy Lozano en los retumbes, sonaron por poco más de una hora en la que se vio un recinto con la banda disfrutando de heavy metal de primer nivel.

Jet Jaguar
Jet Jaguar

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