El cáncer de Oaxaca, seis sexenios de violencia y muerte

Said Hernández

Echarle la culpa al pasado se ha convertido en la justificación para evitar que las promesas de campañas políticas de los gobernadores no se materialicen,  y es correcto, la justificante por cohecho en el sector municipal, estatal y federal, hacen que la paz y el progreso sea solo una bandera sin resultados.

Por muchos años, Oaxaca se ha estancado en el último lugar de desarrollo del país, con presupuestos históricos para lograr un bien común en salud, seguridad, justicia, educación, deporte, cultura, principalmente, sin embargo, las 8 regiones de la entidad no se han beneficiado de esos presupuestos millonarios, por el contrario, se mantiene en pobreza y en algunos casos en miseria, como es el caso del municipio mixteco de Santos Reyes Yucuná, el más pobre del País.

Los responsables: Diódoro Carrasco Altamirano, José Nelson Murat Casab, Ulises Ruiz Ortiz, Gabino Cué Monteagudo, Alejandro Ismael Murat Hinojosa y Salomón Jara Cruz, este último con la responsabilidad de hacer justicia al pueblo oaxaqueño, pero sus promesas se mantienen en la congeladora, generando nuevamente ese encono social contra los malos gobernantes que han dejado en cada sexenio muerte y violencia.

La aparición del Ejército Popular Revolucionario (EPR), el movimiento magisterial-social del año 2006, las masacres de Agua Fría, Asunción Nochixtlán, de las zonas indígenas triquis, ejecución y desaparición de líderes sociales y defensores de derechos humanos, asesinatos de periodistas y mandos policiacos, feminicidios, aparición del crimen organizado, son solo algunos de los escenarios que han marcado en cada sexenio la mala gobernabilidad.

Hoy, Oaxaca tiene un espacio importante traducido en un presupuesto de más de 90 Mil Millones de Pesos, más ganancias, aportaciones e  impuestos para poder salir de la estadística nacional, sin embargo a cinco meses de la nueva administración gubernamental, la violencia, la crisis en salud y económica, la falta de seguridad y el orgullo político se traducen nuevamente en echarle la culpa al pasado.

Además de la grave crisis de información verídica, donde los discursos e informes oficiales maquillan la realidad, haciendo pantallas donde se presume de bienestar social y desarrollo, mientras que en las comunidades y la propia ciudad se palpa la penuria, abandono y falta de acciones de impacto social, donde los ciudadanos viven al día pero solo son visibles para los políticos en épocas electorales.

El cáncer de Oaxaca
El cáncer de Oaxaca

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