“La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo”. José María Vargas Vila
Por Lic. Javier Jacob Jiménez Ortega.
Antes de hablar sobre corrupción, debemos entender, ¿Qué es corrupción?, por lo tanto, según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) CORRUPCIÓN es la acción y efecto de corromper (depravar, echar a perder, sobornar a alguien, pervertir, dañar) por lo que, la corrupción puede tratarse de una depravación moral o simbólica; mientras que Sayed y Bruce, ha definido la Corrupción como “El mal uso o el abuso del poder público para beneficio personal o privado”, entendiendo que éste fenómeno no se limita a los Gobernantes y funcionarios públicos; por lo que, también se ha definido como el “Conjunto de actitudes y actividades mediante las cuales una persona transgrede compromisos adquiridos consigo mismo, utilizando los privilegios otorgados, esos acuerdos tomados, con el objetivo de obtener un beneficio ajeno al bien común”; en otro sentido, la corrupción es la práctica que consiste en hacer abuso del poder de funciones o de medios para sacar un provecho económico o de otra índole.
Ahora bien, desde tiempos ancestrales, la corrupción siempre ha existido y que puede beneficiar a familiares, amigos e incluso a una organización, a un partido político, a una causa o movimiento social, político o cultural; siendo por ello, que existen diversas tipologías de corrupción como son: Extorsión, soborno, peculado, colusiones, fraude, tráfico de influencias, la falta de ética etc.; por lo tanto, la corrupción es un serio problema que afecta gravemente la legitimidad de la democracia, en virtud de que, distorsiona el sistema económico y constituye un factor de desintegración social, tan es así, que existe impunidad en cuanto a la persecución de aquellos que han cometido delitos de peculado, fraude o tráfico de influencias que son los más comunes dentro de los tres niveles de gobierno, por ejemplo, en Oaxaca, fue muy sonado el caso de algunos servidores públicos que trabajaron durante el sexenio de Ulises Ruiz Ortiz quienes fueron acusados de peculado u otros delitos, como lo es, el caso del recién liberado bajo fianza Bulmaro Rito Salinas; el detalle de todo esto, es que nunca son castigados penalmente, sino que permanecen en la impunidad y prevalece aún más la cultura de la corrupción en los tres niveles de Gobierno.
Luego entonces, ¿Por qué existen actos de corrupción en los tres niveles de gobierno? ¿Por qué quedan impunes los actos de corrupción cometidos por servidores públicos? Existen variadas causas como son: La existencia de una amplia tolerancia social hacia el goce de privilegios privados, que permite que prevalezca una moralidad del lucro privado sobre la moralidad cívica; la existencia de una cultura de la ilegalidad generalizada o reducida a grupos sociales que saben que “la ley no cuenta para ellos” fomenta la corrupción y la tolerancia social hacia ella; – como suele suceder – con los maestros de la Sección XXII del Estado de Oaxaca, quienes se sintieron protegidos por el propio Gobierno de Gabino Cue, al cometer tráfico de influencias o
bien “venta de plazas”; o bien la inoperancia práctica de las instituciones públicas, etc.; de tal manera, que también existen otros factores que propician la corrupción, que es precisamente, el consentimiento de los ciudadanos al participar en actos de corrupción, puesto que, en ocasiones han consentido en propiciarlo a través de colusiones, que es una asociación delictiva que realizan los servidores públicos con contratistas, proveedores y arrendadores, con el propósito de obtener recursos y beneficios ilícitos a través de concursos amañados o, sin realiza éstas (adjudicaciones directas) a pesar de que, así lo indique la ley o normatividad correspondiente, como sucedió en el caso de las hectáreas de terreno donde se construyó Ciudad Administrativa.
De tal forma, que la corrupción es un fenómeno social que ataca a cualquier clase social, o cualquier persona y se presenta por la intención de enriquecerse a costa de las demás personas, y lo que es preocupante, en cualquier Gobierno emanado de cualquier partido político, existen actos de corrupción, que suelen quedar impunes debido al consentimiento de la propia autoridad encargada de vigilar el presupuesto público, como sucedió en Oaxaca, donde las denuncias penales que se habían presentado en contra de los servidores públicos que trabajaron en el sexenio del aquel entonces Gobernador Ulises Ruiz Ortiz, fueron desestimadas, precisamente porque prescribió el delito de peculado, cosa que la propia Legislatura del Estado durante el sexenio ulisista hizo cambios en la Legislación Penal a fin de proteger a dichos servidores públicos, por lo que, sus actos de corrupción quedaron impunes o tal vez hubo acuerdo en lo “oscurito”; en fin, la cultura de la corrupción aún prevalece, porque los hemos consentido y lo que es peor, todos los tipos de gobierno son susceptibles de corrupción, pues depende de la calidad humana del ser humano que en ocasiones tiende a caer en las “delicias del poder”.
Y ahora en tiempos electorales, hasta el momento los precandidatos a Gobernador de Oaxaca, de los diferentes partidos políticos, hasta el momento no han hablado sobre el tema de la Corrupción, ni siquiera se atreven hablar sobre el mismo; por lo que, el próximo Gobernador debe tomar en cuenta que es tiempo de mostrar sinceridad de resolver los actos de corrupción cometidos por los diversos funcionarios públicos de los anteriores sexenios, el de Ulises Ruíz Ortiz y de Gabino Cue.