La grave crisis del Estado de Oaxaca, una lectura de políticos y ciudadanos

Said Hernández

Violencia, desempleo, inseguridad, ausencia de justicia, crisis económica, además de una pésima calidad educativa y precarios servicios de salud, el estiaje, el abandono de las calles desde su pavimentación hasta su falta de iluminación, son los enérgicos reclamos a los aspirantes a Presidentes Municipales, Diputados Locales y Federales, en el presente escenario electoral de las 8 Regiones del Estado de Oaxaca, en donde ciudadanos afligidos y angustiados piden compromisos, respuestas y resultados en esos sectores, principalmente en el de la salud, que fue pulverizado por la pandemia del Covid-19, que continúa agravándose.

Oaxaca, entidad federativa que ocupa el último lugar nacional en desarrollo, se ha convertido en un reflector rojo por sus violentas reacciones a los malos gobiernos, dejando en la historia de sus últimos 50 años guerrilla y rebelión.

Gobiernos de Manuel Zarate Aquino, Diodoro Carrasco Altamirano, José Nelsón Murat Casab, Ulises Ernesto Ruiz Ortiz, Gabino Cué Monteagudo y Alejandro Ismael Murat Hinojosa, han sido testigos de masacres en las comunidades, movimientos universitarios y de sindicatos, revueltas sociales que han dejado una estela de dolor y sangre, envueltos por la impunidad ante la ausencia de justicia.

Sin embargo, la responsabilidad de los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, no ha sido acatada por sus representantes, por el contrario, existe un Congreso local que en su mayoría fue favorecido por el voto de la pasada elección al Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), que encabeza Andrés Manuel López Obrador, sin resultados legislativos que permitan a los ciudadanos vivir en un Estado de Ley donde se les garanticen al 100 por ciento sus derechos humanos, principalmente. Por el contrario, la presente cámara de diputados endeudó más a Oaxaca con más de 3 mil 500 millones de pesos, que hacen que el futuro de los oaxaqueños sea nada alentador. Por otra parte, el protagonismo ha sido su principal distractor, al aprobar leyes como la prohibición de venta de productos con alto contenido calórico a niños y una ley para abortar.

Mientras tanto, el poder judicial, representado por Eduardo Pinacho Sánchez, no ha encontrado la fórmula para anteponer la justica en las decisiones judiciales, por el contrario, muchos casos que  han lastimado seriamente el tejido social y que involucran a personajes de la política, han sido archivados, en otros, la decisión judicial favorece al denunciado. En ese sentido, múltiples manifestaciones han recorrido las calles de Oaxaca en exigencia de justicia.

Asimismo, no han coordinado esfuerzos para la reforma de los códigos jurídicos y procesales que están para armonizar y dirimir conflictos de interés entre ciudadanos, haciendo que la búsqueda de la justicia cada día sea más complicada y burocrática.

Y qué decir de la estructura del Tribunal Superior de Justicia, que para ser parte de ella, se tiene que estar inmiscuido en un círculo de corrupción y amistad, como ejemplo, la última elección de nuevos integrantes, participando el poder legislativo con omisión de funciones.

Este desorden alcanza seriamente al Poder Ejecutivo que es representado por Alejandro Ismael Murat Hinojosa, que a sus 4 años de gobierno no ha podido realizar alguna obra de gran impacto social, por el contrario, Oaxaca se encuentra sumergido en una severa crisis económica, social y de salud, sin proyectos para reactivar los sectores que se encuentran en crisis, acompañado del cuestionamiento ciudadano “¿Dónde se encuentra el millonario presupuesto para el desarrollo de Oaxaca?”.

Es por ello, que en el desarrollo de esta contienda electoral, la lectura de los políticos y ciudadanos, es que Oaxaca se encuentra en semáforo rojo en Justicia, Seguridad, Economía, Salud y Educación.

Pero lejos de animar al electorado a participar el próximo 6 de junio con su sufragio, lo alejan al reaparecer a los escenarios políticos las mismas caras con las mismas viejas propuestas de campaña.

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