Metztli Beltrán.
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) es una institución pública, donde su principal misión es la asistencia social a todos los sectores de la población en sus tres niveles de gobierno, priorizando la atención gratuita a los más vulnerables, es decir, personas con alguna discapacidad motriz o mental para que puedan llevar una buena calidad de vida, sin embargo, la realidad es otra.
En Oaxaca, en cada esquina, parque público o calle de la entidad y sus ocho Regiones se puede observar el sufrimiento de los ciudadanos más vulnerables y que viven con trastornos mentales sin atención médica especializada, ni medicamento, donde cada día luchan en silencio ante la apatía de estas instituciones sociales.
Además, cada día se observan más personas en situación de calle, pidiendo limosna o deambulando sin destino ni opciones de poder vivir protegidos de la intemperie, lacerando sus derechos universales y humanos.
También se ve a cualquier hora muchos infantes trabajando, en cruceros, calles y bares, niños y niñas siguen siendo explotados por sus padres o tutores, a la vista del DIF y las autoridades, sin un castigo que obligue a estos brindarles la educación básica en lugar de una jornada laboral, para evitar la exposición a tantos peligros que por ser menores de edad presentan.
Cabe resaltar que el DIF Oaxaca recibió para este año más de 91 millones de pesos, recurso que no se ha visto reflejado en el bienestar infantil, juvenil y menos de personas de escasos recursos que tanto requieren del apoyo de este órgano gubernamental sectorizado a la secretaría de salud.
Ni durante la pandemia se implementó alguna estrategia de ayuda al sector social en pobreza extrema y recientemente, con las afectaciones que dejó el Huracán Agatha solo se vio a la titular del DIF, Ivette Morán de Murat, visitando los escenarios de pobreza y tragedia, en donde se esperaba la entrega de ayuda en especie a los damnificados, cuando en la capital se cuenta con el ingreso extra del cobro de un estacionamiento, tienda de abarrotes y hasta Centro de Acopio.
Lo cierto es que en este último año de la actual administración la crisis social, en salud, educación, justicia y economía continúa proyectando a Oaxaca a nivel internacional en uno de los principales Estados de México con pobreza extrema.