Miradas de reportero
Por Rogelio Hernández López
Desde el mismo 1 de julio comenzó la agitación por el futuro inmediato de los medios y el periodismo mexicanos por la incertidumbre de lo que trae arrebujada la llamada Cuarta Transformación de la República.
La ebullición inició desde la cena donde llegaron a felicitar los mandones de TV Azteca, luego de Televisa; a los días lo hicieron los dueños de Multimedios-Milenio quienes también anunciaron cambios drásticos en su línea editorial–que nadie les pidió— para auto-colocarse como contiguos.
Son varios los personajes del futuro gobierno asediados por esos y otros directivos de cámaras empresariales, de corporativos, de medios en lo individual y por periodistas que puentean para sus empresas; pocos los que quieren colocar en la agenda del gobierno lo relativo a los riesgos de la libertad de expresión y el ejercicio del periodismo.
Jesús Ramírez Cuevas futuro vocero, Julio Scherer Ibarra próximo consejero jurídico presidencial, Esteban Moctezuma Barragán secretario de educación entrante, Marcos Fastlicht Sackler suegro de Emilio Azcárraga Jean y hasta Marcelo Ebrard son quienes han recibido más solicitudes de audiencia, con temarios o peticiones para hacerlas llegar al inquilino principal de la casona en la Colonia Roma.
Dos preocupaciones de las empresas
Por lo hecho público y convalidado en las distintas pláticas entre propietarios y directivos de medios periodísticos son dos sus temores más grandes: el anuncio de centralizar la información gubernamental en la presidencia y el esquema de austeridad en los tres poderes de la federación que implica también un severo recorte al gasto publicitario. Políticas que amagan con alcanzar a gobiernos estatales y un buen número de municipales.
La agitación por la falta de certezas también llegó a otros vinculados con el presidente electo en las cámaras del Congreso de la Unión, solo que más rupestre. Comisionados de empresas, de agencias publicitarias y reporteros (desnaturalizados por mutarse en vendedores de publicidad) hacen filas virtuales para tratar de conseguir o revalidar convenios publicitarios de todos los tamaños “antes de que caiga la austeridad”. Incluso se han registrado reproches colectivos de ciertos informadores porque les suspendieron el “apoyo mensual”, dadiva extraída del presupuesto que no se transparenta.
Inclinación por “los grandes”
A pesar de los anuncios de centralización y austeridad, los responsabilizados para tareas de comunicación y periodismo de gobierno se topan ya lo complejo, desigual enredado universo de los medios de prensa mexicanos. Pero en lugar de perfilarse hacia sus anuncios de diversificar la información y gasto publicitario, en los hechos priorizan su atención para los medios más desarrollados y con más presencia mediática, igual que hicieron y hacen los gobierno del PAN y del PRI.
Así proceden con las solicitudes de entrevistas o visitas a los medios los futuros secretarios y líderes parlamentarios de la “Cuarta Transformación”. Son recurrentes en las pantallas o páginas de Televisa, Azteca, Multimedios, El Universal, Reforma, Excélsior, y claro, en La Jornada que es la empresa con más de sus colaboradores añejos dentro de los equipos del gabinete entrante.
Igual tendencia se muestra en el inicio de los diálogos más formales. Un equipo de trabajo de Jesús Ramírez Cuevas en días recientes ha tenido encuentros con propietarios y directivos de los medios de prensa que ellos consideran “grandes”—Reforma, El Universal–, y/o los que son multimedia como Excélsior-Imagen, MVS para acordar coberturas gratuitas de las consultas y/o escuchar sus preocupaciones.
Otros medios, no “grandes”, representados por las decenas de reporteros que literalmente persiguen al presidente electo, han esperado por semanas que atiendan sus peticiones de entrevistas o información especializada; igual se les pasa al final de la fila para esos diálogos. Según expresiones de César Yáñez y del futuro vocero, desmerecen porque “no nos acompañaron en toda la campaña” o “no son tan importantes”. Pareciera que ignoran la existencia del amplio segmento de empresas de prensa medianas y uno más vasto de las pequeñas que son la garantía diversificar la información y el mayor número de empleados.
Por estas acciones, antes de gobernar parecen adoptar el mismo modelo –que por décadas ha privilegiado a los corporativos–, modelo que por inercias de mercado obstruye la fluidez de la información a más públicos.
La otra agenda
Hay otros frentes que el próximo gobierno tendrá que atender y hasta ahora solo hay dos anuncios iniciales: las agresiones a medios y periodistas y la vulnerabilidad de reporteros en general y de reporteras en particular, vulnerabilidad que aumentó en las semanas recientes por la ola de despidos en medios de todos los tamaños.
Para esta agenda ya se inició también la ebullición. El 6 de septiembre se realizó un primer foro, que recordó los temas ingentes; foro un tanto extraño por el tipo y representatividad del convocante y algunos de los expositores:
“El periodismo en México frente a la Cuarta Transformación” se llamó a esa conferencia colectiva auspiciada por la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos para el Desarrollo de las Américas (CIDHDA), sin vinculo formal con la oficina de nombre similar de la OEA.
El recuento lo hicieron, entre otros, Claudio Delgado, representante del organismo, la directora de Artículo19, Ana Cristina Ruelas, el reportero y editor de cultura en Milenio José Luis Martínez y José Luis Uribe Ortega, presidente del Club Primera Plana. No estuvieron otros organismos civiles y de periodistas mexicanos muy empeñosos y propositivos de soluciones en estos temas.
Recordaron que esta agenda tiene, desde hace más de 10 años, la exigencia de que el gobierno federal haga eficaces al mecanismo federal de protección a periodistas, a la fiscalía especial de la PGR; que el Congreso de la Unión revise la pertinencia de sus comisiones especiales: que los gobiernos estatales dejen de hacer como que hacen en los 32 estados, entre otras cosas.
De este bullicio dentro del periodismo y de los medios, quienes se encargaran de esta área tan amplia y compleja tienen que aprender a tratar con sus entretelas, entender la real y sincero de los interlocutores, por si acaso no lo saben. Por ejemplo, en ese foro el colega reportero José Luis Uribe aseguró representar al “Gremio Periodístico Organizado de México” pero quienes conocen este microcosmos sabemos el Club Primera Plana es uno de cuatro organismos leales a Teodoro Rentería, siempre vinculado al PRI y sus gobiernos y que, o han reñido o no han podido vincularse con los casi 400 que existen en todo el país.
En estos días recientes pues, se intensificó la ebullición interna del medio ambiente periodístico, se mostraron las dos agendas pendientes de atender: el mercado y las relaciones prensa-gobierno. Los designados del gobierno federal para atender estas agendas tendrán que exponer certezas de lo que dicen serán cambios de fondo, que son necesarios para informar mejor a la población. Pero por lo pronto, lo poco anunciado muestra que la Cuarta Transformación todavía es un lema de propaganda.