El visible endurecimiento de la política de deportaciones, con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos de América, afectaría directamente a México y a millones de mexicanos radicados en ese país, señala un análisis del Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques (CEIGB).
Esta política se puede resumir en cuatro ejes: ampliación del universo de personas sujetas a ser deportadas; incremento considerable de recursos destinados a las actividades de deportación; amplia discrecionalidad para los agentes involucrados en dichas acciones, y promoción de un enfoque criminalizador de la migración.
Cuando el secretario de Seguridad Interna de los Estados Unidos de América, John F. Kelly, se encontraba en México en gira de trabajo, Trump se refirió a su política de deportaciones como una “operación militar”, lo que provocó controversia y especulación en analistas y funcionarios públicos, de ambos lados de la frontera.
El secretario Kelly afirmó, en la Ciudad de México, que no habría deportaciones masivas y que la política de deportaciones no utilizaría efectivos militares. No obstante, él mismo anunció la contratación de cinco mil agentes para la Patrulla Fronteriza y de diez mil para el Servicio de Inmigración y Aduanas.
En este marco, la nota de coyuntura del CEIGB señala que organizaciones pro-migrantes han denunciado que, al menos, en seis estados de la Unión Americana se llevan a cabo redadas en contra de migrantes, aun contra aquellos sin antecedentes criminales.
La primera gran movilización, en el segundo fin de semana de febrero, detuvo a 678 migrantes en doce estados; 74 por ciento de ellos con antecedentes criminales; el resto fueron detenidos por no probar su estancia documentada en el país.
Asociaciones en defensa de los migrantes llamaron a la protesta “Un día sin migrantes”, para que personas en esta situación no asistieran a trabajar, y a lo largo del país se llevaran a cabo movilizaciones, con el objetivo de reconocer la labor de los migrantes en la economía estadounidense.
Al analizar la evolución de deportaciones de mexicanos, la cifra ha decrecido progresivamente. Esto puede deberse a un descenso del porcentaje de mexicanos dentro del total de inmigrantes no autorizados que ingresaron a Estados Unidos en la última década.
Incluso, en los últimos años, la migración neta entre México y Estados Unidos ha sido alrededor de cero, en ocasiones con más personas regresando a México de las que van a Estados Unidos.
La nota de coyuntura del CEIGB analiza la situación en materia de deportaciones de los gobiernos de George W. Bush y de Barack Obama; así como las expectativas en torno a la aprobación de una reforma migratoria, al igual que las iniciativas estatales contra los inmigrantes no autorizados.