Miradas de reportero
Por Rogelio Hernández López
Son increíbles las reacciones de Enrique Peña Nieto, Ricardo Bucio y Ricardo Alemán frente al persistente clima de agravios y asesinatos contra periodistas. El presidente elude el tema, el titular del Conapred olvidó un acuerdo de 2010 y al columnista le parecen “vergonzosos privilegios” exigir que se investigue y castigue estos crímenes.
En esta columna para periodistas suelo exponer resultados de investigaciones propias relacionadas con la profesión. Difícilmente hago señalamientos personales, y menos sin el sustento necesario. Pero ahora no puedo eludir el estupor que me provocaron esas tres personas que, según mi percepción, son inteligentes.
EL PRESIDENTE
De enero de 2013 a junio de 2015, en los dos años y medio del actual mandato presidencial, han ocurrido al menos 883 agresiones al ejercicio del periodismo; al 21 de agosto habían sido asesinados 31 periodistas, según los registros de la organización internacional Artículo 19. La magnitud del fenómeno se recriminó, otra vez, en una carta al presidente firmada por más de 500 personas de México y otros países el 17 de agosto. La respondió un subsecretario.
El 19 de agosto reciente, por primera vez, en los casi tres años que lleva como presidente de la República, Enrique Peña Nieto refirió de rozón el tema, Durante la 33ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia, dio un discurso de 1,690 palabras y la mitad de su alocución dedicó 78 palabras para referirse, tangencialmente, al multihomicidio de la colonia Narvarte pero sin decir el nombre de Rubén Espinosa Becerril, el foto reportero allí abatido.
Dijo, con esas 78 palabras: “….ante un caso tan relevante y sonado de un multihomicidio, sin duda, los procuradores y fiscales están comprometidos a redoblar esfuerzos, y brindar una atención oportuna y debida a la investigación y detención de eventuales responsables de agresiones, ataques y homicidios en contra de periodistas y defensores de los derechos humanos.
“En el ámbito preventivo, he dado instrucciones a la Secretaría de Gobernación para seguir fortaleciendo el mecanismo de protección para personas defensoras de derechos humanos y
periodistas”. Eso es lo único que dicho públicamente, sobre el infausto y persistente ciclo de crímenes contra periodistas, el jefe de gobierno, el jefe del Estado mexicano.
RICARDO BUCIO
El viernes 31 de julio, durante la ceremonia de despedida de Javier Esteban Hernández Valencia como jefe de la oficina en México de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos humanos, conversé dos minutos con Ricardo Bucio Mújica, Presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, Conapred.
–¿Recuerdas que nunca implementaste el acuerdo del Consejo Consultivo y de la junta de Gobierno del Conapred para intervenir ante el fenómeno de agravios a los periodistas?—inquirí.
— ¿Lo de entrar al Mecanismo?—refirió con vaguedad.
–No sólo, sino la intervención completa que propuse y se aprobó. Sigue siendo necesaria. El ciclo siguió y el clima empeoró.
El acuerdo de intervención al que nos referimos se procesó entre el 14 de marzo y el 11 de mayo de 2010. La iniciativa y la argumentación fueron de este reportero como consejero del Conapred. El texto fue aprobado por unanimidad en sesiones formales del Consejo y la Junta de Gobierno. Para entonces, este ciclo ya era alarmante. 669 agresiones y 49 homicidios se registraban en los primeros cuatro años del gobierno de Felipe Calderón que cerró el sexenio con 940 agravios y 63 asesinatos.
Cito parte de los considerandos y las líneas de acción del documento de cinco páginas que se aprobó en 2010.
“Uno. El Artículo 1º de la Constitución establece: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las capacidades diferentes, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.”(el subrayado es mío)
“Dos. En México ocurre una serie de hechos extraordinarios y recurrentes que han derivado en un clima de intolerancia, de exclusión y de violencia contra un grupo (social) con diversificación nacional, el de los periodistas, que atenta contra su dignidad e integridad humanas, que le disminuye el ejercicio pleno de sus libertades de prensa y de expresión, y que, además por efecto colisión, también restringe el derecho a la información de amplios sectores de la población mexicana y produce anomia, es decir situaciones de desconcierto y tensión social extraordinarias.
“La intervención urgente del Conapred (sería para): a) Encabezar estudios específicos del fenómeno; b) Participar en el diseño y operación del mecanismo protector de periodistas en alto riesgo; c) Propiciar la mayor vinculación de periodistas y comunicadores en las acciones
gubernamentales para protegerlos; y d) Definir y proponer políticas públicas de defensa e impulso de la libertad de expresión en la pluralidad y la libertad, como reclaman los periodistas.”
Los acuerdos de las instancias colectivas de las instituciones de gobierno, son órdenes que deben acatarse por sus directivos.
–Voy a buscar el acuerdo—ofreció Ricardo Bucio, cinco años después aquella tarde del 31 de julio. A la mitad de agosto le pedí a uno de los asesores de Bucio que le recordara el tema. Nada ha ocurrido. Es sorprendente
EL PERIODISTA.
El 17 de agosto se hizo pública una carta para el presidente Peña Nieto que firmaron más de 500 personas de México y otros países. Esa fue una de las reacciones, por el homicidio múltiple del periodista Rubén Espinosa y de las mujeres Nadia Vera, Alejandra Negrete, Yesenia Quiroz y Mile Virginia Martí. …” vemos con indignación los ataques contra los reporteros en México. Cuando se ataca a un periodista se atenta contra el derecho a la información de la sociedad entera”
Coordinada por PEN América la carta fue firmada por Alfonso Cuarón, Gael García Bernal, Carl Bernstein, Alma Guillermoprieto, Guillermo del Toro, Tim Weiner, (reportero del New York Times), Sergio Aguayo, Paul Auster, Lydia Cacho, Noam Chomsky, Denise Dresser, Ariana Huffington, Diego Luna, Salman Rushdie, Julio Villanueva Chang, Juan Villoro, y muchos más.
El 20 de agosto, el Universal publicó la columna de Ricardo Alemán que tomó como eje la carta al presidente. La tituló “No a los vergonzosos privilegios al periodista”.
“Y si se exige al Presidente –escribió Alemán–un trato especial y excepcional a favor de los periodistas, en realidad lo que se pide es un trato privilegiado que coloca a los periodistas como mexicanos de élite y para los cuales se deben dictar leyes especiales. Y la sola idea de trato de privilegio resulta vulgar, ofensiva y vergonzosa para una sociedad que —en general—, es víctima de la violencia, el crimen en todas sus formas y la impunidad total a los criminales”.
Yo conozco a Ricardo desde 1985 cuando que era reportero en La Jornada. Lo considero amigo. Iniciamos un trato afable y de confianza desde que intercambiamos una metodología elemental para reportear a los partidos políticos. De reportero, por la calidad de su trabajo se convirtió en unos de los columnistas más leídos, en conductor de programas periodísticos en radio y televisión; buscó y encontró un sitio en el mercado con un enfoque y estilo personal muy polémico e incómodo para muchas personas. Se bien quién es. No obstante, me azoró su columna de la que sólo digo ¡Qué tristeza!