Miradas de reportero
Por Rogelio Hernández
Una noticia de datos duros que interesará a periodistas es saber que Oaxaca se convirtió en la quinta entidad donde sus códigos penales facilitarán perseguir y castigar a quienes agredan el ejercicio del periodismo. Antes se hicieron reformas similares en Michoacán, Estado de México, Jalisco y Quintana Roo. Faltan 27 entidades. Pero en cada caso, a las y los colegas les convendría saber las historias de que fueron periodistas, en la mayoría de los casos, quienes promovieron y alcanzaron esas estaciones jurídicas. Les cuento sucintamente la de Oaxaca.
Según mis notas, el 24 de Junio del 2012, Said Hernández era un joven que a pesar de sus estudios en en Derecho y Ciencias Sociales, estaba concentrado en el periodismo; al lado de su padre producía la revista Tucan que crecía; él ya sabía que las agresiones a periodistas en su entidad se incrementaban aceleradamente. Y ese día lo atacaron, hasta dejarlo moribundo, tres sujetos que antes lo habían amenazado.
Sin embargo Rafael Said Hernández Hernández (no somos parientes), no cesó de hacer periodismo y se convirtió en el acreditado Director del diario Tucán digital; tampoco cejó de exigir justicia. Además él propuso convertir en organización gremial permamente la solidaridad que le brindaron sus colegas más afines y fundaron el Grupo Prensa Oaxaca (GPO). Y ellos, juntaron a otros organizados y consiguieron la reforma legal que serviría para castigar a quien agreda a periodistas. Tal norma es apenas un pequeño puntal del andamiaje necesario para atajar que Oaxaca siga ocupando el segundo lugar en agresiones desde 2012, cuando él casi muere por el ataque de tres vándalos que podrían haber sido contratados.
El comienzo
Todos estos datos los pude recopilar en persona a fines de 2012 cuando conocí a Said Hernández entonces de 33 años cumplidos. Fue durante el Taller de Autoprotección que se allá por acuerdo de la Defensoría de los Derechos Humanos de Oaxaca con la Casa de los Derechos de Periodistas (CDP) de la Ciudad de México. En un descanso, él mostraba un muslo con los músculos y la piel martajados como si se hubiesen deshidratado bajo calor brutal; luego enseñó otras partes del cuerpo lastimadas, , el rostro aún mostraba maltrato.
¿Qué te pasó? inquiría el más ignorante de los espectadores. Nos relató y también confío que había llegado al Taller por apoyo para castigar a los victimarios y por protección porque había personas que lo seguían ostensiblemente. Entre la Defensoría y la CDP gestionaron medidas cautelares para que mantuviera su integridad. En una charla posterior con él y su padre hablamos de otras cosas y Said mostró interés en promover una organización de sus colegas afines y otras medidas que protegieran a todos los periodistas de la entidad, por ejemplo una ley de protección y reformas a otras leyes secundarias.
Agravios y “justicia”
Para entonces ya Oaxaca había entrado al segundo lugar nacional de agravios a comunicadores y medios, sobre todo indigenistas. Sitio que no ha perdido según los datos cotejados de Artículo 19, Reporteros sin Fronteras, Freedom House, Cencos y de la CDP. Es un estado ya declarado como peligroso para ejercer el periodismo.
Por si faltaran datos, el reportero Pedro Matías reportó este 22 de septiembre de 2016 en Proceso que la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca había emitido una alerta temprana en la que pidió al gobernador Gabino Cué tomar acciones porque en nueve meses se han cometido 123 agravios contra periodistas, entre ellos seis asesinatos.
La noticia también indicó que “Siete periódicos, tres televisoras, 5 empresas radiofónicas 11 portales informativos y tres asociaciones de periodistas firmaron un desplegado con la exigencia ¡Ni una agresión más! Detallaron que los agresores fueron agentes de seguridad (35%) y organismos gremiales o sociales (25%).
En todo el país, la mayoría de los ataques a periodistas quedan impunes, como pareciera que ocurrirá con el caso de Said. El expediente 108/2012 se inició el 24 de Junio del 2012 por tentativa de homicidio y concluyó en 2015 con sentencia de 9 años 4 meses de prisión. Pero como hubo apelación la primera sala penal del H. Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca, ordenó hace unas semanas la “reposición del procedimiento”, lo que favorece a los agresores. Otra vez, impunidad.
La reforma
Todo su entorno empujó a Said Hernández a combinar su trabajo con la organización de periodistas y la promoción de alternativas. Primero empujaron hacia una Ley de Protección a defensores de derechos humanos y periodistas de Oaxaca, pero ya avanzada en el Congreso fue obstaculizada por empresarios de medios y sus aliados. Said y sus colegas eligieron proponer otra vía legal, una reforma al Código Penal del estado. Y lo lograron.
A pregunta expresa el reportero Said Hernández cuenta que esta iniciativa contó con el apoyo de diputados suficientes para aprobarla, con la asesoría la CDP, del trabajo conjunto del Grupo Prensa Oaxaca, la Unión de Periodistas Independientes Deportivos (UPI) y periodistas independientes de la entidad, además del acompañamiento del bufete “Bolaños Merlos”.
Así, el 3 de octubre de 2016 el diario oficial de Oaxaca publicó la reforma siguiente a su Código Penal:
Artículo 424.- Se aplicará la pena de 6 meses a 4 años y una multa de 50 a 200 unidades de medida de actualización (salarios mínimos)
“I. A quien por sí o por interpósita persona, utilizando la violencia física o moral, evite que se ejerza la actividad del periodista…
- A quien por sí o por interpósita persona, obstaculice, impida, o por cualquier medio reprima la publicación, producción, distribución, circulación o difusión de algún medio de información escrito o impreso, digital o radiofónico
Artículo 425.- Si quien realiza el acto dfuese un servidor público se le aumentará la pena a un año.
El fin de semana periodistas oaxaqueños comenzaron un periodo de difusión de esta meta alcanzada. Said el reportero escribió en sus redes sociales: “Depende de nosotros crear herramientas para las futuras generaciones”. Y agregó que las siguientes promociones serán esa “ley pendiente de Protección al Ejercicio del Periodismo, también buscar la ruta para derogar el daño moral en materia civil”.
Habrá quienes no les parezcan ejemplos a seguir lo que han hecho Said y sus pares porque divergen en que las leyes son inútiles cuando los gobernantes no las aplican. Pero, agrego yo, necesitamos esos y otros muchos soportes para construir el andamiaje que el periodismo mexicano necesita para ejercerse con mayor dignidad profesional, libertad y seguridad.