Oaxaca: terrorismo de estado

El asesinato del periodista Heber López Vásquez en el puerto de Salina Cruz el jueves 10 de febrero en el estado de Oaxaca, se suma a la trágica lista de personas defensoras y periodistas asesinados en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador en México.

Se suma también a la larga lista de feminicidios, ataques y ejecuciones extrajudiciales contra las defensoras y defensores de Derechos Humanos, personas defensoras de tierra y territorio, maestros e indígenas en el fatídico sexenio de Alejandro Murat Hinojosa en Oaxaca.

Tampoco resulta extraño que el marco de la ejecución extrajudicial tenga relación directa con su labor periodística denunciando las irregularidades de la construcción del megaproyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec con impacto negativo en la vida comunitaria.

Así, los pueblos originarios, los obreros, los indígenas y campesinos pobres siguen siendo quienes soportan la carga de la devastación de tierra y territorio, quienes enfrentamos de manera directa las políticas neoliberales de un gobierno que se dice progresista y antineoliberal.

El Istmo de Tehuantepec no nos es extraño ni lejano, el domingo 09 de agosto del año de 1998, en un gobierno priista y represor como el de Alejandro Murat, fui encarcelado en el Reclusorio Regional de Matías Romero, era el final del sexenio del represor Diódoro Carrasco Altamirano.

El 01 de diciembre de 1998 arribaba al poder estatal José Murat Casab, a pesar de nuestra incansable exigencia de justicia y castigo a los culpables de la represión en la región zapoteca de los Loxicha, un impenetrable manto de impunidad acompañó a policías y funcionarios.

Se equivoca Alejandro Murat al tratar de engañarnos culpando a los políticos del pasado de la violencia política y económica que atenta contra el pueblo de Oaxaca y viola los más elementales Derechos Humanos, que nadie se llame a engaño: Alejandro Murat es parte de ellos.

Se le olvida al político neoliberal que su padre le heredó el poder a Ulises Ruiz Ortíz quien, tan solamente llegar al poder, inició una feroz represión contra líderes políticos, organizaciones sociales y la Sección 22 del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación.

No, no olvidamos la represión de 2006 con sus decenas de muertos y centenares de hombres y mujeres torturados y encarcelados. No olvidamos la complicidad de los partidos políticos y la clase política nacional. Incluidos quienes ahora se dicen morenistas y siguen en el poder.

Tampoco olvidamos la alianza del muratismo con el diodorismo para arribar al poder en 2010 con el represor Gabino Cué Monteagudo, como tampoco olvidamos que llegó de la mano de Andrés Manuel López Obrador, desde entonces los oímos decirse juaristas. ¡Que peste!

Cómo olvidar que antes de abandonar el poder y dejar las arcas estatales vacías, Ulises Ruiz Ortiz prosiguió la limpieza social para dejarle una alternancia de terciopelo a Gabino Cué Monteagudo. Limpieza social que prosigue en Oaxaca hoy y que nos mantiene en el exilio.

No pasamos por alto las alianzas de Diódoro Carrasco Altamirano con los narcoparmilitares en Oaxaca, alianzas que prosiguieron con Ulises Ruiz Ortiz y Gabino Cué, a tal grado que la Sección 59 del SNTE presume de la protección e impulso que les brindan los Zetas en el Istmo.

No, no ignoramos que la camarilla de Alejandro Murat sigue saqueando al Estado y que, aunque tiene una alternancia pactada con Andrés Manuel López Obrador, perfila a sus mejores cuadros, del saqueo, hacia puestos locales y federales cuando impunemente dejen la gubernatura.

¡Alto al terrorismo de estado en Oaxaca, ya!

Desde un rincón del exilio,

Juan Sosa Maldonado

Defensor de Derechos Humanos

¡Alto al terrorismo de estado en Oaxaca, ya!
¡Alto al terrorismo de estado en Oaxaca, ya!

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