Embajador de la Unión Europea en México
PRESENTE:
Quien suscribe, Juan Sosa Maldonado, con dirección electrónica loxicha@gmail.com, atenta y respetuosamente me dirijo a usted para expresar lo siguiente:
Como es de su conocimiento, en menos de 30 días transcurridos de este año 2022 han sido asesinados tres periodistas en nuestro país, dos de ellos en menos de una semana en la ciudad de Tijuana. José Luis Gamboa Arenas fue asesinado el pasado lunes 10 de enero en Veracruz.
Lourdes Maldonado fue asesinada el pasado domingo 23 de enero cuando en la ciudad de Tijuana aún se respiraba el olor a pólvora por es asesinato del fotoperiodista Margarito Martínez, el lunes 17 de enero, sin que las autoridades locales y federales paren la violencia generalizada.
Las defensoras y defensores de Derechos Humanos corren la misma suerte a nivel nacional sin que la visibilización de sus casos y demandas sirvan de freno al crimen organizado que atenta todos los días contra la vida y la libertad de millones de mexicanos de manera impune.
Ana Luisa Garduño Juárez fue asesinada el jueves 27 de enero en Temixco, Morelos a escasos 85 kilómetros de Palacio Nacional a pesar de que desde hace más de 9 años participaba activamente en la exigencia de justicia por su hija asesinada y acompañando víctimas.
Esta contundencia e impunidad con la que son perpetrados dichos delitos no ha podido ser controlada y mucho menos castigada en lo que llevamos de este sexenio a pesar de las promesas del actual presidente de la República para lograr ser electo en el cargo que hoy ostenta.
Más de 100 personas son asesinadas todos los días en México, en lo que va de la presente administración se tienen contabilizadas más de 100 mil muertes. Esto convierte al territorio nacional en un verdadero campo de guerra y en uno de los países más peligrosos del mundo.
Como en toda guerra, el flagelo de la desaparición forzada de personas, la persecución política, la prisión y el exilio por motivos políticos son una situación cotidiana que enfrenta el pueblo de México desde hace décadas. En 2018, la esperada transición sólo quedó en alternancia.
El Ejército Mexicano que debería ser garante de la paz y seguridad nacional ha sido siempre un ejército de ocupación contra el pueblo y sus organizaciones sociales que pretenden aglutinarse para tener una vida digna, una vida mejor. Luchamos contra una dictadura militar encubierta.
El 02 de octubre de 1968 nos muestra un ejemplo de ataque contra el pueblo, contra los jóvenes estudiantes; otro caso de los más conocidos, no el más reciente ni el único, es la ejecución de seis jóvenes y la desaparición forzada de estudiantes normalistas: Los 43 de Ayotzinapa.
Para saquear nuestros recursos, para explotar a la población el neocolonialismo usa administradores nacionales que recurren a policías y ejércitos para reprimir, cuando no lo pueden hacer abiertamente operan por vía de grupos paramilitares y parapolicíacos, ellos son el crimen organizado.
La desaparición forzada, la tortura, la cárcel, la persecución política y un intento de ejecución extrajudicial ha padecido nuestra familia. Debido a esto, desde noviembre de 2013, los cinco miembros que la integran vivimos en el exilio. Por eso acudimos a usted:
Queremos vida y libertad.
Vida y libertad para regresar con nuestra familia, a nuestro Estado, a nuestra patria. Los gobiernos local y federal ni siquiera dan respuesta a nuestras solicitudes de intervención. Observamos solamente un discurso vacío de acciones verdaderas para frenar la guerra.
¡Alto a la guerra!
Desde un rincón del exilio,
Juan Sosa Maldonado
Defensor de Derechos Humanos