Miradas de reportero
Rogelio Hernández López
Por curiosidad reporteril este miércoles 23 de noviembre asisití a la entrega de los Reconocimientos por la Igualdad y la No discriminación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Me apesadumbró.
Tenía tentación para saber detalles de qué tanto había avanzado el Conapred en el alcance de sus propósitos esenciales. No me acercaba allí desde 2010, desde que me retiré como integrante fundador de su consejo consultivo. Mejor no hubiera ido y me habría ahorrado otra tristeza por sus objetivos no alcanzados, tristeza que raya en la decepción porque se afecta a el país todo, pero especialmente por el matrato del actual gobierno federal a este importante instrumento de Estado.
Unas 250 personas vinculadas a este esfuerzo derechohumanista, Roberto Campa Cifrian, subsecretario para derechos humanos de la Secretaría de Gobernación y una decena de reporteros escuchamos atentamente los discursos de Alexandra Haas, presidenta del Consejo y –yo en especial– el mensaje de Mario Luis Fuentes, quien fuera el primer presidente de su Consejo Consultivo. De ellos dos, se alimentó la tristeza.
Entre las perfiles elogiosos a las personas reconocidas, las presentaciones que les hicieron los miembros del Consejo Consultivo y los discursos de agradecimientos, se fueron configurando dos aspectos de una misma situación, casi de emergencia para México: el amago de acciones discriminadoras, racistas y xenófogas contra cientos de miles de mexicanos en Estados Unidos por el efecto Trump y, lo más preocupante, que la discriminación en México no cede. “Seguimos siendo un país profundamente discriminador”, como lo machacó Mario Luis Fuentes.
Por esto, el mismo Mario Luis se encargó de pedirle a Campa Cifrian, “como subsecretario de gobernación y como amigos” que en el gobierno federal se muestre la sensibilidad necesaria para enfrentar “esta situación preocupante, hoy más que en otros momentos del país.
La marginación de Conapred
Lo que vi, lo que escuché y lo que pude saber un poco después es que el Conapred es menospreciado en muchos sentidos por el gobierno federal y eso explica, en parte lo que Mario Luis evaluó: “los objetivos del Consejo no se han alcanzado, la discriminación sigue y reaparecen actitudes violatorias de derechos de minorías.
Desde 2013, cuando nació el Conapred, recordó, calculamos que tendríamos una nueva instancia del Estado mexicano con una alta participación social que podría perfilar e influir en muchos sentidos para crear políticas públicas que se cumpliesen. Pero, no fue así, resumo yo.
El conapred es marginado en varios sentidos. Por ejemplo, a este acto no llegó el Presidente de la República, quien gusta mucho de los foros donde se hacen recuentos de avances de gobierno y más en derechos humanos. Quizá por eso no asistió aquí, porque no hay mucho que informar. Por ejemplo tampoco llegó Miguel Ángel Osorio Chong segundo en rango del gobierno federal y cabeza del sector
al que pertenece Conapred. Por eso estaba allí Campa Cifrian, quien no quiso o no pudo plantear un mensaje de compromiso federal, con acciones enérgicas, frente a la situación de casi emergencia nacional que le plantearon.
Si creo que hay fuertes tendencias de menosprecio al Conapred. Otro ejemplo es el recorte al presupuesto 2017 para el área de derechos humanos, más drástico para políticas transversales contra la discriminación en distintas dependencias de la federación y todavía mayor a lo que esta vez asignaron al Consejo; según lo aprobado por el Congreso de la Unión su presupuesto será apenas 1.5 por ciento mayor al del año que termina, muy por abajo del índice de la inflación que será superior al 3.6 por ciento.
Lo que pidió a Campa su amigo Mario Luis Fuentes, a nombre del Consejo Consultivo no fue que les aumentara el presupuesto, sino que el gobierno federal atienda las contingencias que son inminentes. Fueron cuatro peticiones sencillas de cumplir: que todas las instancias de gobierno apliquen las políticas contra la discriminación y vigilen que se cumplan; que el gobierno federal utitlice sus recursos de comunicación social para crar una atmosfera de respeto a los derechos que tiene la gente para no ser discriminada porque “el Conapred no tiene recursos para ello”; ym construir un medio ambiente de paz, social y política (oden,pues) necesario en tiempos de crisis, insistió.
Lo que idealizaba
Lo que describió y demandó Mario Luis es, en el mismo sentido, lo que desde el mes de abril de este año ha estado planteando su presidenta Alexandra Haas Paciucy, a la que tampoco han hecho caso. Por ejemplo ella solicitó a los diputados federales y a los secretarios de Estado que tomaran en cuenta al Conapred para definir las políticas públicas, programas asistenciales y el presupuesto de egresos para 2017. Y no la atendieron.
Por ejemplo, el Conapred tardó casí 5 años para que lo incluyeran en otro nivel y rubro presupuestal, pero especialmente para que le reconocieran su función esencial de ser la instancia del Estado Mexicano rectora en políticas públicas transversales para prevenir y erradicar la discriminación en México. Así consta en su compendio en línea denominado “Diagnóstico del Programa Presupuestario para Promover la protección de los derechos humanos y Prevenir la Discriminación, 2014”. Y hay más de estos menosprecios. Pero son motivos de otras refleiones.
Trás de todo lo anterior, me quedé cavilando, si la definición constitucional de discriminación dice: “Discriminación: (es) Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que; por acción u omisión, con intención o sin ella; no sea objetiva, racional ni proporcional y tenga por objeto o resultado obstaculizar, impedir, anular o menoscabar el reconocimiento o el ejercicio….” entonces ahí cabe preguntar ¿por qué no ha podido alcanzar su esencia este organismo del Estado? El Conapred ha sido discriminado, parece la mejor respuesta.