“Yahveh dijo a Caín: ¿dónde está tu hermano Abel? Contestó: no sé . ¿soy yo a caso el guardián de mi hermano? Replicó Yahvé: ¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano clamar a mí desde el suelo” Gn 4,9
En nuestro querido estado de Oaxaca estamos viviendo una situación muy especial al tener noticia que en el Congreso de nuestro estado, se ha votado a favor de una ley que modifica el código penal, al avalar la validez del aborto provocado, expresando que es un derecho de la mujer poder hacer con su cuerpo lo que ella decida. Con estas palabras queremos decirles a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que Oaxaca “ama la vida” los oaxaqueños no queremos leyes que vayan deteriorando cada vez más nuestra conciencia, porque con ello se va viendo amenazada toda la dignidad la persona humana. Como Iglesia seguiremos promoviendo, como se ha hecho desde sus orígenes, el cuidado de la vida, desde su concepción hasta la muerte natural.
Hacer leyes que promuevan la muerte de los no nacidos, causa un grave deterioro moral, se van deformando nuestros valores, no se protege al indefenso, ni se defiende al débil, ya en la encíclica Evangelium Vitae de San Juan Pablo II se nos decía del valor inviolable de la vida y nos insistía a cada uno “¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana! ¡sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!”, (EV 5). Desde esta perspectiva nos manifestamos en contra de estos enfoques legales que son claros signos de muerte. No queremos que el hermano mate a su hermano, que la madre mate a su hijo, deseamos que valorándonos, busquemos lo que nos haga hombres y mujeres de bien. Necesitamos leyes que combatan la pobreza, que apoyen el campo, que superen toda clase de violencia.
Como iglesia seguiremos promoviendo el valor de la familia, con todo lo que esto significa, y lo que en la actualidad estamos viviendo, necesitamos cultivar la cultura de los valores evangélicos que puedan combatir esas expresiones que atentan contra la dignidad humana. Se necesita formar una conciencia recta, en nuestros jóvenes en especial, sobre el don de la vida y la sexualidad. Seguiremos orando para que esta situación nos haga tomar conciencia de lo que queremos y qué sociedad deseamos conformar, para que como verdaderos cristianos continuemos siendo defensores y promotores de la vida humana. Pedimos la protección maternal de la Bienaventurada Virgen María a favor de los no nacidos, para que las madres que tengan intensiones de abortar vean en ella el modelo de la Madre que cuida y protege, que su intercesión nos haga fieles discípulos de su Hijo.
Mons. Pedro Vázquez Villalobos
Arzobispo de Antequera Oaxaca