Ley polémica pone en jaque a tiendas, ambulantes y establecimientos de Oaxaca

Julisa Sánchez.

En una ciudad con pobreza extrema, analfabetismo, crisis económica, en salud y de diversos conflictos sociales, altos índices de desnutrición, donde una familia oaxaqueña si logra vender sus productos en un día come, sino tendrá que esperar, tal parece que los diputados locales de la actual legislatura viven en una realidad alterna, de sus lujosas casas con todos los servicios a sus oficinas con aire acondicionado y aromatizantes caros, así como autos pomposos, comodidades, seguros de vida, de salud, dietas y acomodados sueldos, además de numerosos equipos de asesores y asistentes que facilitan hasta la redacción de una iniciativa, y cuando ocupan una curul lo hacen para proponer reformas de ley intrascendentes y sin fines comunes, donde solo se benefician minorías o reciben prebendas del ejecutivo al consentir las aprobaciones de los millonarios presupuestos, deuda que no le cuesta a estos servidores públicos, le cuesta a Oaxaca, al pueblo que ya de por sí está tan endeudado y lacerado por los gobernantes y sus cómplices, los diputados.

Y es que de acuerdo a los ciudadanos parece una burla de los legisladores, temas como el aborto, el matrimonio igualitario, el retiro de una placa con el nombre del exgobernador Ulises Ernesto Ruíz Ortíz del Congreso, la renovación de un gimnasio de primer nivel para funcionarios con sobrepeso, entre otras iniciativas que en nada solucionan los fuertes problemas cotidianos de los oaxaqueños en todo el Estado.

La más reciente, fue la iniciativa aprobada, que prohíbe la distribución, venta, regalo o donación a menores de edad de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico, en instituciones educativas públicas y privadas, considerado un delito a la salud, por lo que la libre elección de darlos a los menores  queda en manos de los padres o tutores, cuando los puestos ambulantes de comida chatarra se ven hasta en los parques y cada esquina del centro histórico y de cada población, siendo una importante actividad económica que genera el sustento diario de las familias oaxaqueñas, incluso los antojitos oaxaqueños con alto contenido calórico es el alimento de muchos ciudadanos que no pueden pagar como los legisladores, restaurantes y servicios de comida gourmet o de autor en exclusivos lugares de la entidad.

Pero las consecuencias de sus actos no fueron consideradas por los diputados locales y menos de sus asesores, quienes solo lanzan al aire sus iniciativas sin análisis socioeconómico real de Oaxaca y sus distritos.

¿Qué pasará con los puestos ambulantes que se situaban en la entrada de las escuelas?, los de las paletas de hielo, los raspados de tubo, los chicharrines, los dulces de todos los colores y tamaños, entre otros, vendedores ambulantes que por la falta de oportunidades que les han arrebatado los ambiciosos gobernantes, optan por esa actividad económica, ahora serán los más afectados, ellos y sus familias.

Al respecto, políticos a nivel nacional y estatal comparten pronunciamientos sobre las múltiples muertes por COVID-19, tratando de culpar a la mala alimentación causante de no resistir el virus, sin embargo, no justifican la falta de acceso a la salud pública de calidad como un derecho universal, el rezago de los hospitales públicos para atender la pandemia, donde los médicos y el personal de salud hacen lo que pueden aún con la falta de insumos y equipos de primer nivel.

De acuerdo al Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE), 1 mil 171 pacientes entre 35 y 55 años de edad que fallecieron de COVID-19, no padecían de asma, diabetes u obesidad, eran considerados relativamente sanos, por lo que la alimentación no es un factor principal por el cual fallezcan los mexicanos contagiados de coronavirus, la mejor iniciativa legal sería obligar a los sistemas de salud pública a ejercer los millonarios presupuestos en los fines que se requieran para atender de forma correcta y en tiempo a los ciudadanos, pero como no obtendrían ningún beneficio directo traducido en dinero, los diputados locales y federales de Oaxaca ni siquiera consideran la idea.

Por otra parte, el sector del deporte en Oaxaca contempla la peor calidad en infraestructura deportiva para que niños, jóvenes y adultos puedan realizar alguna actividad física, inscribirse a alguna disciplina deportiva para desarrollar sus potenciales y mantenerse en forma, evitando así la obesidad y otros padecimientos de salud. Por el contrario, millones de pesos se desintegran en pequeñas obras intrascendentes, sin que el poder legislativo tampoco intervenga por quienes les dieron su voto de confianza.

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