La activista Cecilia Monzón fue arteramente asesinada ayer 21 de mayo en Puebla. Continúa la vieja secuela de las ejecuciones extrajudiciales que impunemente se perpetran en todo el territorio nacional. Lo más cómodo para el Estado mexicano son los chivos expiatorios.
Así, como un chivo expiatorio permaneció por casi ocho años la indígena guatemalteca Juana Alonzo Santizo en un penal de Tamaulipas. Las agravantes saltan a la vista: ser pobre, mujer, migrante, analfabeta y cruzar por un país donde se violan los Derechos Humanos.
“No, ya no es como antes”: vocifera ante cada caso en un contexto de violencia estructural y permanente el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, la violencia del crimen organizado cada día va en aumento sin que se frene este terrible y mortal flagelo.
Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez cumplirán 15 años como víctimas de desaparición forzada en la ciudad de Oaxaca. Ulises Ruiz Ortiz, responsable también de más de 20 ejecuciones extrajudiciales durante la revuelta popular de 2006 se pasea impune.
Otro tanto sucede con Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. No se castiga a represores como Diódoro Carrasco Altamirano, Gabino Cué Monteagudo o Jesús Murillo Karam por las ejecuciones extrajudiciales y la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Protección, complicidad e impunidad se prodiga a nefastos personajes como el Dr. Evencio Nicolás Martínez Ramírez por su responsabilidad en la desaparición forzada de los luchadores sociales Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez. Se le dejó huir y permanece huido.
No, no pasa nada, México sigue siendo el país donde no pasa nada aunque se documente la ejecución de 100 personas diarias, un feminicidio cada dos horas. Donde a gobernadores como al de Oaxaca se le placea como candidato a la presidencia, premio a su ineptitud y corrupción.
Las falsas promesas y la simulación son parte del perverso juego de la limpieza social en la guerra permanente contra los pobres, el movimiento social, comunidades y pueblos indígenas. Alejandro Encinas, el mejor exponente por el caso de los 43 normalistas desaparecidos.
Sí, 92 meses desaparecidos cumplirán el próximo jueves 26 de mayo sin que, más allá de las promesas, los representantes del Estado mexicano tengan una verdadera voluntad de dar con su paradero y castigar a los responsables materiales e intelectuales, incluido el Ejército Mexicano.
El pueblo padece una guerra invisible, una guerra abierta y descarada donde el Ejército Mexicano sigue siendo el viejo ejecutor de las políticas represivas de un estado colonial que jamás ha perdido su condición de vasallo. La prueba: gobierno títere frente a políticas injerencistas.
Mientras el pueblo libra la diaria batalla por la sobrevivencia los políticos entregan los recursos mineros y vitales como agua, se colocan nuevas piezas del rompecabezas neoliberal del viejo Plan Puebla Panamá sea vía Tren Maya, Corredor Interoceánico o Entendimiento Bicentenario.
El control de los grandes medios de comunicación y producción, las nuevas y viejas guerras en el mundo que diezman y empobrecen al grueso de la población siguen demostrando que a los dueños del poder político y económico no les interesamos como seres humanos ni el planeta.
Cada vida de los seres humanos debe valorarse y respetarse sobre todas las cosas, es la muestra de nuestra evolución como especie. Si no somos capaces de vivir con dignidad, de ser felices y luchar por la felicidad de todos los seres humanos, implica que no hay tal evolución.
¡Alto a la represión contra el MULT!
¡Vivos los queremos!
Desde un rincón del exilio,
Juan Sosa Maldonado
Defensor de Derechos Humanos