Miradas de reportero
Por Rogelio Hernández López
En esta primera quincena de enero resaltaron más, como preocupaciones entre periodistas que aprecian su profesión, dos fenómenos que por décadas han provocado dolores de cabeza: el silencio intencional de gobernantes ante las necesidades de la población de ser informada, como en el caso del gasolinazo en México; y las filtraciones de mentiras que se multiplican geométricamente en Internet, como las de Rusia contra Hillary Clinton o la de la Policía Cibernética contra Andrés Manuel López, el senador Mario Delgado y otros.
Ambos fenómenos, silencio intencional y filtraciones mentirosas, son temas ingentes del periodismo serio porque, además de que afectan socialmente, minan la fortaleza mayor de nuestra profesión, que es la credibilidad.
Mentira, reto global
La Red de Periodistas Internacionales difundió el 6 de enero un pequeño ensayo de Elyssa Pachico donde ella calcula cuáles serán las tendencias de los medios de comunicación en 2017. Lo que muestra, en el fondo, es que la mentira divulgada al infinito, gracias a la web y no a pocos medios. está lastimando al periodismo creíble en muchos países y, por supuesto en México.
Por eso, la analista resalta que ya se registran tres reacciones principales como autoprotección de los medios, reacciones que ya se convirtieron en tendencias internacionales:
Las primera es acudir a nuevas herramientas digitales que permitan identificar las mentiras (fact cheking), y curar lo que si sea verdadero. Facebook anunció que busca aceleradamente cómo contribuir con un software detector de noticias mentirosas;
La segunda reacción que hace tendencia –dice ella– es que los medios y periodistas acudirán más a la seguridad digital para traegar sus informaciones sensibles (grupos cerrados de chat);
Y, como tercera tendencia, casi inevitable, es que la hipercirculación de mentiras provocará que sean más las demandas judiciales contra medios y encarcelamientos de periodistas, especialmente de los pequeños, menos cuidadosos y más propensos para circular mentiras.
Sobre esto escribió:“….en 2016 se registró un número récord de periodistas encarcelados por acusaciones de difamación. Dudamos que esta tendencia se revierta en 2017. En los últimos años han surgido decenas de pequeños medios digitales e independientes en todo el mundo…”
El ensayo completo se puede leer en: http://ijnet.org/es/blog/Elyssa Pachico | 06/01/17las-tendencias-de-los-medios-tener-en-cuenta-en-2017.
Silencio, perjudica igual
Los clásicos del análisis político concuerdan en dos tesis que en México tuvieron confirmación estas
dos semanas de enero. Una de estas, podría parafrasearse así:
Un Estado pierde aceptación y consensos velozmente cuando sus dirigentes menosprecian a los medios de comunicación masiva y en particular a la prensa y sus periodistas. Eso ocurre y es fácil de documentar, con el actual gobierno federal, que no ha dado muestras de entender la otra tesis que existe desde el siglo XVII:
Los medios son los instrumentos principales de la infraestructura ideológica de los Estados modernos para crear consensos… (leáse: Hegel, Nicolas Maquivaelo, Carlos Marx, Maurice Joly, Bernard Krick y un largo etcétera)
En México, esa incomprensión o desprecio a los medios y a la prensa durante, prácticamente todo el sexenio actual estimuló el alza sistemática que desaprueba la actuación presidencial.
Las deficientes políticas de comunicación gubernamental, especialmente los lapsos prolongados de silencios ante problemas sociales ingentes explican en parte que la aceptación de la figura del presidente ronde el 9 por ciento, según encuestas privadas.
Los operadores del gobierno central se mostraron calmos, lerdos y dejaron largos lapsos de silencio, durante diez días a pesar de que se alzaba en todo el país una insubordinación masiva por lo que se llamó el gasolinazo. Y parece que no se apaciguará pronto.
Nunca, desde el siglo pasado, habían pesado tanto los silencios gubernamentales, ni causado tantos estropicios, no solo materiales, además que menguó otro tanto el poco respaldo social –consenso– que le queda a este bloque de corrientes políticas en el gobierno federal. ¿Fue impericia o intencionalidad? Al respecto cito uno de los análisis de expertos que menudearon estas semanas.
Fernando Mejía Barquera, investigador acreditado en comunicación, encontró que sobre el silencio corrieron dos hipótesis:
“En la mayoría de los comentarios que se han escrito acerca del uso —o no uso— de la comunicación a propósito del gasolinazo prevalece la postura de que el gobierno debió explicar amplia y detalladamente en las semanas previas al 1 de enero las razones por las cuales tomó la medida….eso podría haber evitado los actos de vandalismo registrados en la primera decena de 2017”
La otra hipótesis –escribió en Milenio y Etcétera– “la falta de explicación precisa y abundante, por parte del gobierno, en los meses de noviembre y diciembre… habría sido estrategia para no obstaculizar una medida que la administración de Peña Nieto consideraba necesaria e inaplazable”.
En cualquiera de las dos hipótesis, silencio por imbecilidad o silencio intencional como táctica política, lo que resaltó es que ante el silencio del gobierno la prensa impresa y digital ocupara el vacío informativo con muchas noticias desplegadas y oportunas sobre las reacciones sociales durante los primeros diez días del año, en todo el país (para verificar veánse las primera planas desde el 31 de diciembre hasta el 9 de enero)
Eso, más las mentiras que circularon en redes sociales, fueron los dos factores mediáticos que atizaron más las sublevaciones. La mayoría de los medios se atemperaron hasta el martes 10, después que el titular del Ejecutivo federal regresó de vacaciones y poco a poco comenzó a explicar y anunciar medidas para paliar el descontento. Quedan varias lecciones para quienes estamos vinculados a la tarea de informar con responsabilidad social.