El Kiosco de Oaxaca; un espacio lapidado por manifestantes

No se cuenta con un proyecto de rescate o restauración por el INAH, a pesar de ser inmueble catalogado
Metztli Beltrán
El Kiosco construido en medio de la Plaza de la Constitución de Oaxaca, rodeado de los cuatro portales de cantera verde y que adorna el zócalo capitalino, fue instalado en el año de 1901 (según datos históricos), para el disfrute de propios y extraños, donde no hace mucho tiempo la Banda de Música del Estado ofrecía cada tarde un concierto al aire libre y los melómanos se sentaban en las bancas o jardineras para escuchar y aplaudir las composiciones en su mayoría clásicas.
En la actualidad, el Kiosco con estilo “art nouveau”, es decir arte nuevo, que data de la época porfiriana se encuentra abandonado y sin un proyecto de rescate o restauración por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Oaxaca y de los diferentes niveles gobiernos, ya que al pie del mismo cuenta con una placa con la leyenda “Inmueble catalogado”, lo que significa que está registrado dentro de los más de 100 mil monumentos a nivel nacional como un edificio con valor histórico, pero sin intervenciones ni planes de rescatar los bellos ornamentos y estructuras en sí.
En el sótano alberga a 36 tendajones y sanitarios públicos. Los comerciantes manifiestan el abandono, falta de ventilación, pestilencia de aguas negras y cables de electrificación expuestos, lo que representa un riesgo para las personas, pero sobre todo para los niños, además de sus bajas ventas, donde aseguran que hay días que no venden nada, por lo que algunos locatarios ya han optado por irse del lugar.
El Kiosco en la parte superior cuenta con iluminación y cada año es adornado con luces para realzar su inmensidad, sin embargo, los pisos se notan desgastados y sucios, manchados por el tiempo. Algunos políticos han subido solo para tomarse la foto, pero nunca más han vuelto al lugar.
El inmueble también es utilizado como baño al aire libre, sus escalones de cantera se encuentran destruidos y manchados, al igual que sus paredes están embadurnadas de grafitis con consignas de reclamo hacia el gobierno.
Los pilares de los barandales presentan severos daños, por el vandalismo de algunos manifestantes, las bancas además de sucias tienen rotos los respaldos, asientos y antebrazos. La cúpula presenta una “telaraña” de cables inservibles.
Por ello, de acuerdo a los ciudadanos, las múltiples manifestaciones, plantones y los mismos ambulantes han abonado a la destrucción del monumento histórico considerado “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, sin que haya castigo para los responsables.