Un caso indignante en Oaxaca: repartidor de agua, golpeado y atracado durante marcha de mototaxistas

Gregorio García

Durante una de las últimas “marchas caravanas de mototaxistas” en la capital Oaxaqueña, se suscitó un hecho indignante cuando un repartidor de agua embotellada fue atacado a  golpes  y asaltado por un grupo de conductores  que se manifestaban por las calles a bordo de sus unidades de motor. Los hechos ocurrieron sobre la calle de Morelos, cuando “Francisco” , de 38 años de edad, realizaba su recorrido para surtir de agua embotellada a  los comercios y domicilios particulares, de repente se percató que un grupo de mototaxistas sustraía los garrafones de agua que transportaba en su vehículo repartido, fue en ese momento que solicitó el auxilio  de policías municipales que observaban la escena delictiva, sin embargo, lejos de ayudarlo prefirieron emprender su caminos sin auxiliar al humilde trabajador. El coraje armo de valor a Francisco, quien trato de interponerse al atraco, lo que provoco que recibiera una tunda por parte de los delincuentes.

Francisco con el rostro edematizado y contusiones equimóticas, reveló a al reportero; “Unos hijos de la chingada me robaron 8 garrafones y me pusieron una madriza, hasta ahora no he podido recuperar el dinero para pagar el daño a la empresa para la cual  laboro, tampoco presenté denuncia porque no tengo confianza en las autoridades, pues, estaban presentes dos policías municipales a quienes les pedí ayuda y mejor se retiraron. Existen cámaras de video en esa calle que tal vez presenciaron el hecho”.

Francisco recuerda que las unidades tipo moto-carro eran de color rojo y con  letras MG al frente. Mientras tanto, Después de dos semanas, el repartidor de agua se reincorporó a su fuente de trabajo, y aun se aprecian las lesiones en la cara  y otras partes de su cuerpo. Pero, como dice el refrán “tras de muerto apaleado”… tendrá que pagar el importe de los garrafones y  del preciado líquido.

Después de un par de semanas, aún se aprecian las huellas de la delincuencia.
Después de un par de semanas, aún se aprecian las huellas de la delincuencia.

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