Ruego por la paz

Joe Biden y Vladimir Putin deben firmar ya los acuerdos de paz en esta guerra de exterminio que han iniciado teniendo como principal campo de operaciones el territorio de Ucrania y a la población ucraniana como las principales víctimas de esa carnicería despiadada.

Por décadas se ha mantenido una permanente confrontación entre estas dos fuerzas políticas y militares que de manera directa o encubierta han amenazado con utilizar su potencial bélico para demostrar la superioridad de uno frente al otro con el ánimo de la dominación.

Guerra Fría se le llamó hace tiempo y, aunque Estados Unidos es el único país en el que su gobierno ha utilizado el bombardeo nuclear en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagaski, el gobierno ruso ha librado diversas guerras de dominación igual que Estados Unidos.

Lejos ha quedado el chivo expiatorio del Comunismo para justificar la barbarie con el argumento incluso de defender la vida y la libertad, la democracia y los Derechos Humanos. En el fondo son los viejos intereses capitalistas que buscan seguir medrando a costa de muchas vidas.

Pero no solamente se trata de millones de seres humanos afectados directamente por la guerra, somos todos los habitantes de nuestra Madre Tierra quienes sufrimos desde hace muchos años las consecuencias de la desmedida ambición de unos cuantos que dominan el mundo.

Para ejercer esa dominación hacen uso de viejos mecanismos de control aprovechándose de la pobreza de millones de seres humanos que no entienden de la manipulación y del mantenimiento programado en este estado de indefensión e ignorancia para seguirnos explotando.

El viejo control de medios de comunicación, los generadores de opinión, los expertos mediáticos, la falta de educación y pensamiento crítico que les permite la satanización de unos y la santificación de otros de acuerdo a los intereses y las necesidades del momento.

Mientras niños y jóvenes que enfrentan el apartheid israelí son etiquetados como terroristas, millones de dólares en armamento de todo tipo, políticos del más alto nivel, combatientes profesionales y mercenarios son destinados a Ucrania donde la defensa se etiqueta de heroica.

Una invisible población saharaui, muy poco se habla de los miles de muertos en en el Mediterráneo intentando llegar a Europa huyendo de otras guerras invisibilizadas. Despreciados, perseguidos, asesinados los del sur por su origen y color. Acogidos los del norte en su dolor.

Imposible ocultar que Vladimir Putin en su condenada invasión a Ucrania ha obligado a Estados Unidos y los países europeos integrantes del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, a desenmascarar sus intereses guerreristas y tener al mundo al borde de otra guerra mundial.

El colmo de quienes dicen defender la vida y la paz es que gastan millones de dólares para terminar con la vida y alimentar la guerra. Con los millones de dólares gastados en fomentar implementar y mantener guerras toda la humanidad podría vivir una vida digna y de calidad.

En lugar de trabajar por un futuro sostenible, por la paz y la calidez humana, las grandes potencias políticas, económicas y militares apuestan por la destrucción y el aniquilamiento de millones de personas. Por el desgaste de la biodiversidad, por el fin de la vida en la tierra.

Mientras millones de personas padecen los estragos de las guerras, de la falta de humanidad, la ambición desmedida, la falta de amor por el prójimo, amor por la naturaleza. Mientras se saquean las naciones colonizadas, humildemente pido:

Una oportunidad para la paz.

¡Alto a la guerra!

Desde un rincón del exilio,

Juan Sosa Maldonado

Defensor de Derechos Humanos

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