SALOMÓNICA

Estado de Derecho existe cuando los gobernantes son capaces de garantizar los Derechos Fundamentales de los habitantes de un país. Hay países, como México, en los que desde hace décadas no se respetan los Derechos Humanos.

En ese contexto político de violencia extrema acaba de heredar el cargo de gobernador del estado de Oaxaca, Salomón Jara CruzNo ha sido tarea fácil, tuvo que esperar pacientemente a que los viejos represores políticos en Oaxaca le dejaran un espacio.

Los pobres y los indígenas hemos conocido la violencia política desde antes de nuestro nacimiento, mientras las clases pudientes se reparten la plata a nosotros nos reparten el plomo. Sucede así en un estado policíaco, militar y paramilitar como es el Estado mexicano.

Lo peor que como seres humanos nos puede suceder es que terminemos convirtiéndonos en el monstruo que decimos combatir. Así, no vimos a Salomón Jara en 1996 por la represión en los Loxicha, pero si lo vimos en el 2006 como Senador junto al represor Jesús Murillo Karam.

También era senador el represor Gabino Cué mientras su jefe, Diódoro Carrasco Altamirano, era diputado federal por el Partido Acción Nacional, partido que entonces detentaba el poder, era presidente de la República Vicente Fox; en Gobernación, Carlos Abascal Carranza.

Mientras tanto, Ulises Ruiz Ortiz cobijado por ese aparato de Estado, reprimía las protestas en la capital de Oaxaca. En las calles estaban también los viejos negociadores, aquellos que mientras en los Loxicha reprimían, entraban y salían de la Casa Oficial.

Conocimos la verdadera madera de quienes se decían, se dicen de izquierda y hasta revolucionarios, cómo se inclinaban ante el poder y, mientras la Asamblea discutía acciones de resistencia ellos negociaban el levantamiento de las barricadas, sin el menor pudor.

Incapaces de cumplir sus compromisos, fueron perseguidos, encarcelados y, aunque la prisión política los quebró, aprovecharon esa situación para nuevamente posicionarse. Los volvimos a mirar impulsando a Gabino Cué a la gubernatura, es de izquierda decían.

Empezaba Gabino Cué su sexenio repartiendo plomo contra líderes políticos y sociales. A su servicio estuvieron nefastos personajes como Benjamín Robles, Azael Santiago Chepi y Armando Contreras Castillo. Ante la debacle gabinista el reacomodo morenista.

Gatillo fácil para los pobres y los indígenas, persecución, tortura, prisión política, exilio y olvido. Mientras los torturadores, quienes fabricaron los expedientes, los que fueron y son ejecutores extra judiciales hacen carrera política al amparo de la impunidad.

Terrorismo de estado donde las concesiones, la entrega de territorios vale más que las comunidades ancestrales. Corredor Interoceánico como parte de sus acuerdos comerciales, cambios constitucionales para legalización de una militarización que recurre al sicariato.

Presidencialismo, continuismo político del nuevo partido de estado con la reconversión de la vieja militancia priista, panista y perredista. Arribistas a los nuevos gobiernos que se dicen de izquierda en los niveles municipal, estatal y federal. Metamorfosis kafkiana.

Décadas, siglos han esperado los indígenas para que se les reconozcan sus Derechos. No esperamos discursos ni más leyes que los políticos sigan pisoteando como hacen con la Constitución. Solamente que, por la vía de los hechos se nos deje vivir en paz, con dignidad.

Mientras tanto, a enfrentar también la era salomónica… Que su “Primavera Oaxaqueña” no se convierta en un infierno.

Desde un rincón de exilio,

Juan Sosa Maldonado

Defensor de Derechos Humanos

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