Vuelos de la muerte

El defensor Ricardo Lagunes y Antonio Díaz, líder comunitario de Aquila, Michoacán, son víctimas de desaparición forzada de un gobierno que jura y perjura que no es represor. Tampoco Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón o Peña Nieto se reconocen represores.

Diódoro Carrasco Altamirano era Secretario de Gobernación aquél domingo 06 de febrero del 2000 cuando elementos del Ejército Mexicano, disfrazados de Policía Federal Preventiva, ingresaron a la Universidad Autónoma de México. Los noticieros de televisión transmitían en directo.

Pasaba del mediodía cuando, con el engaño de que tenía una diligencia en juzgados, fui sacado de la Penitenciaría Central de Oaxaca para ser trasladado al Centro Federal de Readaptación Social #1, conocido entonces como Almoloya, en el Estado de México.

José Murat Casab era gobernador del Estado y su Procurador General de Justicia, Sergio Santibañez Franco, comandaba el aparatoso operativo policíaco-militar mediante el cual se me trasladó al aeropuerto para ser subido a una avioneta de la antigua Policía Federal de Caminos.

El vuelo: esposado con las manos a la espalda, los policías federales me amenazaban con arrojarme al mar. Diódoro ese día estuvo desatado, eran “La Dictadura Perfecta”. Aterrizamos, Aeropuerto Internacional de Bahías de Huatulco, subieron al indígena Felipe de Jesús.

Felipe de Jesús Antonio Santiago había sido desaparecido durante nueve meses junto con Marcelino Santiago Pacheco, presentados por policías estatales en penales lejanos de su domicilio, enfrentaban cargos en causas judiciales pre fabricadas mediante todo tipo de torturas.

Al llegar al Aeropuerto Internacional de Toluca ya nos esperaba otro aparatoso operativo policíaco para ser trasladados al primer penal de máxima seguridad en México. Ocupaban los asientos los torvos elementos federales, mientras éramos arrojados sobre el piso del pasillo.

CEFERESO #1: recepción en Almoloya, órdenes estilo militar incluyen enormes perros amaestrados y conducción por la fuerza por los pasillos de la fría, hoy prisión del Altiplano, con la cara pegada al piso, sin mirar a los lados, empujados desde las manos esposadas en la espalda.

Cuál guerrilla, si mucho un conglomerado de intereses personales subsistentes hasta nuestros días. Traiciones, robos, secuestros. Vivir bien antes, durante y después a costa del sudor, el dolor y la sangre de todos los que sacrificaron su vida en aras de una patria verdadera.

Los generales: superado el aislamiento e incomunicación en el Centro de Observación y Clasificación fui trasladado al Módulo 08, mi celda, ubicada en la segunda planta, se localizaba en medio de las celdas de los generales Jesús Gutiérrez Rebollo y Jorge Mariano Maldonado Vega.

Zares antidrogas: Genaro García Luna y el general Jesús Gutiérrez Rebollo tienen varias cosas en común, Gutiérrez Rebollo fue el primer zar antidrogas de México con Ernesto Zedillo del viejo PRI, García Luna fue el último zar antidrogas con Felipe Calderón, del rancio PAN.

El general Jesús Gutiérrez Rebollo me platicó que su delito fue descubrir que la familia de la esposa del ex presidente de México, Ernesto Zedillo, estaba metida en el narcotráfico, murió preso. Genaro García Luna es el ex funcionario de más alto nivel actualmente preso.

El último zar antidrogas fue detenido, igual que el general Cienfuegos, en Estados Unidos, se le sigue un mediático juicio por narcotráfico ante autoridades norteamericanas. El general Salvador Cienfuegos puede ser responsable de vuelos de la muerte en el México de la 4T. AMLO:

¡Vivos los queremos!

Desde un rincón del exilio,

Juan Sosa Maldonado

Defensor de Derechos Humanos

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